sábado, 29 de diciembre de 2012

Cualidades para nuestro trabajo



N. SRI RAM

Reimpreso de “Desde la Atalaya”, The Theosophist, Agosto 1959.

    Cualquiera que trate de ayudar a la gente a obtener una comprensión más profunda y verdadera de las cosas, debe él mismo hasta cierto punto, estar por encima de las trivialidades de la vida ordinaria en la cual mucho de nosotros gastamos mucho de nuestro tiempo y energía. Esto no significa que no debamos tener en cuenta las pequeñas cosas de la vida. Incluso las pequeñas cosas pueden ser de gran importancia en la vida de una gran persona y las cosas de real importancia para nosotros pueden tornarse triviales si las tratamos como si no tuvieran trascendencia. Los valores de todas las cosas dependen, en última instancia, del espíritu con que se manifiestan.

   Una de las cualidades requeridas para un trabajador es cierta honestidad y seriedad de propósito que no le permitan desperdiciar su tiempo, su pensamiento, su interés en temas que no sean de importancia, o en formas que no le ayuden ni a él, ni a otros. Ser serio de propósito no significa, sin embargo, que debamos ser totalmente solemnes, y eliminar cualquier sentido del humor que podamos poseer. Podemos ser solemnes y aún así ver el lado humorístico de las cosas. Cuando uno ve las cosas en la perspectiva correcta, cualquier cosa que no encuadre en ellas se torna incongruente, y esta incongruencia o desproporción puede ser expuesta en un comentario humorístico. Tener sentido del humor es tener sentido de la proporción, de valores relativos y de la oportunidad. Se ha dicho que nadie puede ir muy lejos en el sendero espiritual sin tener sentido del humor. Lo que se requiere es el equilibrio que proviene de la capacidad de mantenerse desapegados, y que no desaparece fácilmente. A pesar de ser alegres, es necesario no perder nuestro profundo propósito y, este propósito es hacer todo lo que sea posible para ayudar a nuestros hermanos a redimirlos de una condición de ignorancia y de todas las ilusiones que causan infelicidad.

   No es posible, simplemente mediante el empleo de grandes recursos producir el milagro de cambiar todas las personas del mundo, de lo que son, a algo enteramente diferente. Si pagáramos una suma lo suficientemente grande de dinero podríamos atraer a muchos graduados que hayan hecho exámenes brillantes, pero no creo que el trabajo Teosófico podría progresar de esta forma. La calidad de la Sabiduría tiene que estar en el corazón del individuo antes que se la pueda comunicar a otros. La Teosofía no es una ciencia que se pueda estudiar como una guía de ferrocarriles y luego repartirla para beneficio de otros. La verdad tiene que venir a través de la propia experiencia o de la realización interna; uno debe como mínimo hablar desde la más sincera convicción interna. Es perfectamente legítimo citar a alguien y decir: “Aprendemos de tal o cual.” Pero para influir sobre otras personas tiene que existir el toque de un sentimiento de primera mano. Si usted le da su propia respuesta a una gran verdad, tal respuesta es propia y de ninguna otra persona y, es por eso que aunque la verdad puede haber sido expresada por otras personas en diferentes formas, cuando hable de ella usted le dará a esa explicación algo de su propia cualidad, sus sentimientos, su corazón y emociones, las cuales tienen su propio valor.

   Uno tiene que tener fe en aquello de lo que habla: no fe ciega.  Si hay una creencia que es diferente a su propia experiencia, simplemente crea un conflicto interno; la creencia lo lleva hacia una dirección, mientras que la propia experiencia sobre las cosas y el contacto con otras personas lo han moldeado de forma diferente. Pero si un individuo tiene una percepción que no es producto de cualquier motivo de gratificación o temor, no es el producto de reacciones previas, entonces es independiente, y tenemos que denominarlo conocimiento a través de la fe o conocimiento intuitivo. Hay ciertas verdades que sólo se pueden conocer por medio de nuestro ser interno.


Esté totalmente consciente de la verdadera imagen del Hombre:

El hombre es espíritu.

El hombre es vida.

El hombre es inmortal.


Dios es la fuente de luz del hombre.

Y el hombre es la luz que vino de Dios.

No existe la fuente de la luz sin la luz,

Ni tampoco luz sin una fuente de luz.


Así como la luz y su fuente de luz son una misma,

Así el hombre y Dios son uno.


Dios es Espíritu; por lo tanto, el hombre es también espíritu.

Dios es Amor; por lo tanto, el hombre es también amor.

Dios es Sabiduría; por lo tanto, el hombre también es sabiduría.

El Espíritu no es material en naturaleza;

El Amor no es material en naturaleza;

La Sabiduría no es material en naturaleza;


Por lo tanto, el hombre, que es espíritu, amor y sabiduría no está de ninguna forma relacionado con la materia.


sábado, 22 de diciembre de 2012

¿QUÉ DEBERÍAN ESTUDIAR LOS GRUPOS TEOSÓFICOS?



The Theosophist, setiembre 2007

Por John Algeo
En el ejemplar de la revista The Theosophist correspondiente al mes de abril del 2007, se
planteó una pregunta con respecto a qué deberían estudiar los grupos teosóficos, y se ofreció
una respuesta en términos generales. Desde entonces, hemos recibido comentarios diciendo
que esas sugerencias generales eran útiles, pero que aquellos responsables de hacer la
programación en sus Ramas y Grupos de Estudio desearían tener sugerencias más específicas
en cuanto a qué enseñanzas deberían estar divulgando, y que una lista podría ser de utilidad.
Ningún Teósofo puede decir a otros exactamente qué enseñanzas “deberían” estar
divulgando. Pero podemos hablar sobre qué aspectos de la Teosofía “podríamos” estar
haciendo conocer mejor, tanto entre nosotros como entre los que preguntan.
A menudo se han hecho listas de posibles temas. Por ejemplo, recientemente, la Secretaria
Internacional, Srta. Mary Anderson, ofreció una lista que apareció en uno de sus escritos
publicado en el mismo ejemplar de Abril 2007, bajo el título, “La Escalera de Jacob”. Al leer
dicho artículo uno puede obtener una buena lista de temas teosóficos básicos. Esa lista ofrece
varios temas como la “creación” o emanación del universo, la evolución, los reinos de la
Naturaleza, la reencarnación, la constitución humana, el progreso humano, el sendero
espiritual y la omnipresencia divina.
Revisando los títulos de los capítulos de cualquier buen libro con información
introductoria a la Teosofía, uno encuentra sugerencias de una variedad de temas.
La página Web de la Sociedad Internacional ofrece información sobre los Fundamentos de
Teosofía (http://www.ts-adyar.org/theosophy.html). Ésta ofrece una lista de seis puntos
principales: consciencia universal e individual, inmortalidad humana, reencarnación, karma,
fraternidad universal y el plan de Dios de evolución. Cada tópico tiene una pequeña reseña
que establece lo esencial en lenguaje simple.
Otra forma de tener una idea acerca de las enseñanzas específicas para presentar en
Grupos teosóficos es mirar la lista de las publicaciones de las Editoriales Teosóficas. Claro está,
no todos los libros producidos por estas Editoriales son adecuados para usarse en
presentaciones dentro de un Grupo Teosófico, porque algunos de ellos son muy especializados
o técnicos. Pero dar una mirada en general a las listas de publicaciones puede ayudar a tener
una gama amplia de temas que cualquier grupo puede enfocar con la finalidad de hacer que la
Teosofía sea más ampliamente conocida.
Como se ha solicitado una lista, seguidamente ofrecemos algunas ideas básicas que se
pueden encontrar en la literatura teosófica y que muchos Teósofos considerarían no como
definitivas ni restrictivas, sino como representativas:

1. La unidad fundamental de toda la humanidad y, de hecho, de toda vida y existencia.
2. El valor de múltiples enfoques de la Verdad: científico, filosófico y religioso.
3. El valor de varias culturas a través de la historia de la humanidad, expresando enfoques
diferentes y complementarios acerca de la vida.
4. La existencia de misterios en el universo y en el ser humano cuya comprensión total
está más allá del alcance de cualquiera de nuestros sistemas de pensamiento.
5. La habilidad de los seres humanos de usar la razón y la imaginación para afrontar tanto
los misterios como los problemas de la vida.
6. El reconocimiento de correspondencias en todo el cosmos, a través de las cuales
podemos inferir cosas que no hemos experienciado1 directamente; un reconocimiento
conocido como el Gran Axioma Hermético.
7. El derecho y la responsabilidad de todos los individuos de descubrir la verdad por sí
mismos.
8. La realidad de una Verdad absoluta que puede expresarse solamente en términos
relativos en este mundo “mayávico” 2 o relativo.
9. La obligación de cada uno de nosotros de respetar aquellos otros enfoques de la Verdad
que no sean los propios.
10. La trascendencia de la Realidad primordial más allá de toda concepción humana, y sin
embargo la habilidad de los humanos para experienciarla directamente.3
11. La triplicidad de la Realidad primordial como consciencia, materia y energía
entrelazadas.
12. La presencia de vida y consciencia en todas las formas materiales a través del universo,
en rangos escalonados o “reinos”.
13. La evolución progresiva y cíclica de la consciencia e inteligencia a través de las edades,
además de la evolución de las formas corpóreas.
14. El desarrollo progresivo a través del tiempo de seres separados hacia el “darse cuenta”
de su propia unidad espiritual y su participación en el todo.
15. La obligación que cada persona tiene de promover el bienestar general de todo: de los
otros seres humanos (sin considerar raza, sexo, o grupo étnico) como también de los
animales y el mundo natural.
1 Usamos este término porque lo que sucede tiene lugar en lo más recóndito de nuestra consciencia. No creemos
que la palabra ‘vivenciar’ cubre el significado total de la palabra inglesa; por otra parte ‘vivenciar’ no está en el
Diccionario de la Real Academia Española; tampoco aparece ‘experienciar’ por eso el agregado en (3) siguiendo
una expresión de Ortega y Gasset. (Nota del Traductor)
2 Del Sánscrito ‘maya’ – ilusión. (N. del T.)
3 Experiencia vivencial directa. (N. del T.)
3
16. La Reencarnación—las sucesivas incorporaciones de nuestra consciencia esencial—de
tal forma que vida y muerte son experiencias recurrentes en nuestro desarrollo.
17. El Karma—el principio de armonía, proporción, equilibrio—manteniendo orden en el
universo de manera impersonal.
18. Inofensividad y servicio; el precepto de que deberíamos tratar a otros como nos gustaría
que nos traten a nosotros.
19. La existencia de múltiples mundos o “planos” más allá de lo físico, o de otras
dimensiones que las espacio-temporales, dentro de los que funcionamos
simultáneamente.
20. La complejidad septenaria de la constitución humana, aspectos que funcionan en esos
mundos múltiples o dimensiones de la existencia.
21. La presencia en la esencia de nuestro ser de una chispa de la realidad primordial o
divina.
22. La existencia de seres que han llegado a un “despertar”, una iluminación, y se han
dedicado a ayudar a otros a lograr lo mismo; los grandes maestros de la humanidad.
23. La existencia de un ancestral cuerpo de verdades eternas, una manera de mirar al
mundo—la Tradición de Sabiduría—que puede encontrarse en varias formas en todas
las culturas del mundo.
24. La responsabilidad de todas las personas por sus propias acciones y reacciones y, por
ende, su habilidad de convertirse en vencedores y no víctimas.
25. El poder de nuestro pensamiento que puede afectarnos a nosotros mismos, a nuestro
entorno y a los demás, y por lo tanto, nuestra responsabilidad para usar bien ese poder.
26. La presencia de orden, propósito y significado en el mundo cuyo desarrollo sigue un
plan comprensible.
27. La realidad de un propósito y significado en la vida de cada individuo cuyo
descubrimiento se espera que logremos, respondiendo al llamado de nuestra propia
naturaleza interna.
28. La posibilidad de nuestra participación en forma activa en la evolución progresiva del
universo.
29. La perfección última de la naturaleza humana, de la sociedad, y del medio ambiente,
para lograr lo cual se nos exhorta a trabajar.
30. El deber de todos de practicar altruismo; la preocupación por ayudar a que otros logren
su propia inherente perfección fundamental.
31. La existencia de un “Sendero” o camino para acelerar nuestra propia evolución
individual, disponible para todo aquél que lo busque.
4
32. Nuestro carácter como producto de nuestro pasado y causa de nuestro futuro (tanto de
lo que fuimos como de lo que nos convertiremos) de tal forma que en cada acción nos
re-creamos a nosotros mismos.
33. Nuestra habilidad, por medio del ejercicio de nuestro libre albedrío, para optimizar las
consecuencias de nuestro pasado y elegir nuestro sendero hacia el futuro.
34. Un reconocimiento de que los problemas sociales de la guerra, superpoblación,
explotación, prejuicios, opresión, avaricia y odio son los síntomas de una enfermedad,
que es la ilusión de creer que podemos beneficiarnos a nosotros mismos a expensas de
los demás; y la cura para esto, que es el reconocimiento de que somos uno con todos los
demás y con toda vida en el universo.
35. La garantía que Krishna le dio al Príncipe Arjuna y Cristo a Dame Julian de Norwich4
en el sentido de que todo finalmente estará bien, y la confianza para vivir con un
propósito que surge de esa garantía.
36. El compromiso de vivir una vida de responsabilidad colectiva como miembros que
somos de un núcleo de trabajadores dedicados a fomentar el logro de ese propósito
fundamental.
Tradujo: Dolores, Adyar
Revisado por el Departamento de Educación
de la Sociedad Teosófica en América

viernes, 14 de diciembre de 2012

Blavatsky y Krishnamurti: un diálogo atemporal




PEDRO OLIVEIRA

  Pedro Oliveira es el Coordinador de Educación de la S. T. en Australia, y fue Secretario internacional en Adyar.

    Todos los verdaderos maestros espirituales son únicos.  A través de las edades de evolución humana en este globo, han compartido entre sí, una capacidad de estimular el pensamiento y sacudir a las mentes condicionadas de su sueño espiritual.  Esto puede explicar por qué muchos de ellos fueron profundamente malinterpretados por sus contemporáneos.  La mentalidad ortodoxa religiosa prevaleciente tanto en India como en Judea, por ejemplo, rechazó el mensaje de Buddha y de Jesucristo.  Sus enseñanzas fueron muy radicales y demasiado perturbadoras para la comodidad psicológica de la mayoría de la gente en sus épocas.

   La espiritualidad genuina no se relaciona con la aceptación de creencias, explicaciones, descripciones del mundo o supuesta autoridad espiritual.  Su interés esencial es la transformación espiritual verdadera por medio del contacto con eso que es increado, atemporal y eterno.  Tal transformación, cuando es real y no imaginaria, produce una total apertura de mente y corazón que dota toda relación con una cualidad de amor y comprensión que nunca palidece.

   Las personalidades de Helena Petrovna Blavatsky y Jiddu Krishnamurti fueron muy diferentes.  Ella nació en 1831 en una familia aristócrata rusa, tenía un temperamento muy fuerte y amaba la aventura y los viajes.  Él era un niño tímido, de mirada distante, que hablaba en Telugu, nacido en 1895 en una familia Brahmin del sur de India.  Mientras ella trabajó para fundar la Sociedad Teosófica en 1875, y dejó tras de sí un cuerpo de enseñanzas que se transformó en el fundamento histórico y metafísico de la literatura teosófica moderna, él sacudió a la Sociedad Teosófica en su corazón mismo en 1929 cuando disolvió la Orden de la Estrella de Oriente y terminó su asociación con la S. T. y con un rol que él no había elegido.

   A pesar de las diferencias mencionadas precedentemente, existen profundas similitudes entre algunos aspectos de las enseñanzas de HPB y Krishnaji sobre el auto-conocimiento, la naturaleza de la mente, lo nuevo, el yo, la comprensión, el ver verdaderamente y la experiencia atemporal, entre otras cosas.  Este artículo, sin embargo, no es un intento de reconciliar las opiniones de individuos tan profundamente diferentes o de justificar por qué difirieron.  Se basa en la premisa de que quienes han encontrado la sabiduría, comparten una percepción de la vida que es fundamentalmente similar en sus aspectos esenciales porque, como se dijo de la sabiduría, "siendo sólo una, puede hacer todas las cosas: y permaneciendo en sí misma, renovó todo" .[1]

   Tal vez los estudiantes de las enseñanzas de HPB y de Krishnaji pueden considerar este intento sin sentido.  Algunos estudiantes de las obras de HPB parecen ver a Krishnamurti como una invención mesiánica de Annie Besant y de C. W. Leadbeater.  Por otra parte, algunos estudiantes de Krishnamurti tienden a considerar a la Sociedad Teosófica como si estuviera "congelada" en la década de 1920, aparentemente ignorando el hecho de que emergió de ese turbulento periodo vigorizada por su oposición a atribuirle autoridad a ninguna persona o enseñanza, y por insistir que sus miembros son libres de explorar el significado de la vida por medio de su propia búsqueda.  Es posible que las enseñanzas de la sabiduría de diferentes épocas y culturas ciertamente dialoguen unas con otras porque encarnan aspectos de una percepción directa perenne  en las insondables profundidades de la vida.  Las palabras de los sabios pueden diferir, pero su lenguaje es el mismo.



Auto-conocimiento



La primera necesidad para obtener auto-conocimiento es volverse profundamente conscientes de la ignorancia; sentir con cada fibra del corazón que uno está constantemente auto-engañado.[2]



Para conocerse como uno es, hace falta una atención mental extraordinaria, porque lo que es, está constantemente sufriendo transformación, cambio, y para seguirlo rápidamente la mente no debe estar atada a ningún dogma particular o creencia, a ningún modelo particular de acción.[3]



   La época actual ha sido llamada "la edad de la información" y nunca antes los seres humanos han tenido tal colosal cantidad de información y conocimiento a su disposición.  Sin embargo, y no sorprendentemente, el auto-conocimiento permanece evasivo y ocasional.  Tanto HPB como K sugirieron que sin un estado alerta y sin estar conscientes uno no puede ver a través de las decepciones que crea la actividad mental. Varias tradiciones han insistido que a fin de conocerse a sí mismo debe existir atención impersonal a lo que sucede dentro y fuera nuestro.  Tal atención no sólo ve a través de los mecanismos e ilusiones que nos hemos acostumbrado a llamar "yo" sino que también los elimina.  El auto-conocimiento es el comienzo de la transformación.



La mente que aprende



Debe esforzarse tanto como sea posible para liberar su mente, mientras estudia o trata de llevar a cabo lo que se le pide, de todas las ideas que pueda haber obtenido por herencia, por educación, del medio, o de otros maestros.  Su mente debe liberarse perfectamente de todo pensamiento, de modo que el significado interno de las instrucciones pueda impactarlo más allá de las palabras en que se presentan.[4]



La Realidad no es algo que la mente pueda conocer, porque la mente es el resultado de lo conocido, del pasado, por lo tanto la mente debe comprenderse a sí misma y su funcionamiento, su verdad, y sólo entonces es posible para lo desconocido ser.[5]

               

   A fin de aprender, la mente necesita educarse a sí misma.  La palabra educación viene del latín educere, "educir".  Una comprensión y una percepción fresca no son posibles si la mente está constantemente "llena" de opiniones, conocimiento de segunda mano y reacciones.  Tienen que emerger de una fuente interna más profunda.  La mente que realmente aprende es la que presta atención a lo que está ante ella, el "libro de la vida", y tiene una comprensión que es sensible y compasiva, cualidades que sólo pueden desenvolverse en este momento.



Lo nuevo



Todo intento de este tipo como la Sociedad Teosófica hasta ahora terminó en fracaso, porque tarde o temprano degeneró en una secta, estableció dogmas rígidos propios, y por lo tanto perdió en forma imperceptible esa vitalidad que sólo la verdad dinámica puede impartir.  Deben recordar que todos nuestros miembros han nacido y han sido criados en alguna religión o credo, que todos son más o menos de su generación, física y mentalmente, y consecuentemente que su juicio esté muy posiblemente distorsionado e inconscientemente parcializado por algunas o todas estas influencias.  Si, luego, no pueden liberarse de tal tendencia inherente, o por lo menos aprender a reconocerlo instantáneamente y por lo tanto evitar ser desviados por ello, el resultado puede sólo ser que la Sociedad sea empujada a algún banco de arena de pensamiento  y allí permanezca como un cadáver varado para someterse y morir.[6]



Sólo cuando no queda residuo de memoria puede haber algo nuevo, y queda un residuo cuando la experiencia no ha terminado, concluido, es decir, cuando la comprensión de la experiencia está incompleta.  Cuando la experiencia es completa, no quedan residuos, es decir, es la belleza de la vida.  El amor no es un residuo, el amor no es una experiencia, es un estado del ser.  El amor es nuevo eternamente.[7]



   El mundo provee amplio testimonio del hecho de que una ciega identificación con una ideología religiosa, política, intelectual, o institucional, engendra separación, agresividad, violencia y división amarga.  Se ha dicho que la razón por la que la gente se identifica de este modo es debido a que les da un sentido de seguridad.  Pero esto, desgraciadamente, es sólo un aspecto del problema.  El deseo inconsciente de poder y autoridad es una contracorriente muy profunda en la mente humana y tiene la capacidad de pervertir y torcer nuestra comprensión y juicio, evitando de este modo que conozcamos qué es realmente lo nuevo.  Sólo el contacto con lo que es eterno, más allá del tiempo, lo que HPB se refirió como "verdad viva", puede hacer posible lo nuevo.  Tal contacto ocurre sólo cuando se da el fin a todo "residuo", los restos de la experiencia inconclusa que genera condicionamientos de muchos modos.



No a la auto-búsqueda



El Libro de los Preceptos de Oro, algunos de cuyos preceptos son pre-budistas, mientras que otros pertenecen a una época posterior, contienen alrededor de noventa pequeños y diferentes tratados.  De éstos aprendí de memoria treinta y nueve, hace años.  Para traducir el resto, debería recurrir a notas diseminadas entre demasiados papeles y apuntes reunidos durante los últimos veinte años y nunca puestos en orden, para que esto no sea en modo alguno tarea fácil. Tampoco podrían ser todos traducidos y dados a un mundo demasiado egoísta y apegado a los objetos de los sentidos, como para estar preparado de algún modo a recibir tal ética exaltada en el recto espíritu.  Porque, a menos que un hombre persevere seriamente en la búsqueda del auto-conocimiento, nunca estará dispuesto a escuchar consejos de esta naturaleza.[8]




Por lo tanto no existe un método para el auto-conocimiento.  Buscar un método invariablemente implica el deseo de lograr algún resultado, y eso es lo que todos queremos.  Seguimos a una autoridad, si no es la de una persona, entonces de un sistema, de una ideología, porque queremos un resultado que sea satisfactorio, que nos de seguridad.  Realmente no queremos comprendernos a nosotros mismos, nuestros impulsos y reacciones, todo el proceso de nuestro pensamiento, lo consciente y lo inconsciente, preferimos seguir un sistema que nos asegure un resultado.  Pero la búsqueda de un sistema es invariablemente el resultado de nuestro deseo de seguridad, de certeza, y el resultado obviamente no es la comprensión de uno mismo.[9]



   Actualmente, uno de los fenómenos interesantes del mundo es la industria de la "auto-ayuda".  Es un gran negocio en todo el mundo, que maneja millones de dólares e implica la producción de muchos libros, reproducciones en DVD, seminarios, talleres, etc.  Algo común que domina esta industria es que le ofrece a la gente lo que ellos quieren, como por ejemplo satisfacción, riqueza, placer, reconocimiento, poder personal, habilidades psíquicas, despertar del Kundalini, entre otras cosas.  Invariablemente, en esta industria no se estimula el cuestionar los modelos de auto-búsqueda ya que el objetivo es realzar las capacidades y poderes del yo personal.  Y sin embargo, el consejo de los sabios durante edades siempre ha sido el mismo: sé consciente de tus motivos, aprende a mirarte impersonalmente, mantente alerta a las trampas creadas por el auto-interés.  La auto-búsqueda va en dirección opuesta al auto-conocimiento.  La primera nos aprisiona cada vez más en la ilusión y la frustración, el segundo abre la puerta a la verdadera libertad espiritual.



La actividad de la mente



La mente es el gran destructor de lo Real.  Que el discípulo destruya al destructor.[10]



Entonces, qué es la mente cuando funciona? Realmente es un proceso de aislamiento, ¿no es así?  Fundamentalmente eso es el proceso del pensamiento.  Es pensar de modo aislado, pero permaneciendo en grupo.  Cuando observen vuestro pensamiento, lo verán como un proceso aislado, fragmentario.  Piensan de acuerdo a vuestras reacciones, las reacciones de vuestra memoria, de vuestra experiencia, de vuestro conocimiento, de vuestra creencia.[11]



   En los párrafos precedentes, HPB y Krishnaji señalan una de las características esenciales de la actividad de la mente: su separación auto-creada de la Realidad. Nuestra mente, bajo el dominio de la actividad auto-centrada, nos impide tener una verdadera y completa relación con la vida en todo su esplendor.  A menos que realmente veamos por nosotros mismos el proceso continuo de aislamiento creado por la mente personal, no sirve de nada que alguien nos lo diga.  En el elevado lenguaje metafórico de La Voz del Silencio, uno tiene que "destruir al Destructor",  lo que puede significar observar toda la actividad mental, sin identificarse automáticamente con ella, ya sean pensamientos, recuerdos, emociones, o reacciones.



Qué es el Yo?



El yo de la materia y el Yo del Espíritu nunca pueden unirse.  Uno de los dos debe desaparecer, no hay lugar para ambos.[12]



Donde tú estás, el otro no.[13]



   La evolución es un vasto proceso, que se extiende por periodos casi inimaginables de tiempo.  Por medio de este proceso la consciencia desenvuelve muchas capacidades y en la etapa humana se centra en la mente y sus actividades.  Incluso las respuestas emocionales dependen y están condicionadas por la actividad mental.  De este modo la mente se vuelve el centro de nuestra individualidad, que tiene en su centro un sentido del yo fuerte, resistente y flexible.  Es como un fuerte en el que la auto-imagen y la auto-importancia son las paredes protectoras.

   Una consideración y un estudio minuciosos revelan que tal sentido de individualidad y de yo, no son desarrollos naturales del movimiento evolutivo.  Son adquiridos y son la respuesta de la mente al proceso de la experiencia.  Cuando la experiencia es agradable existe identificación y apego.  Cuando es desagradable existe repulsión e intento de evitarlo.  Pero los sabios han enseñado que no es indispensable que permanezcamos en tal estado de cautiverio, que la libertad es posible y que esa libertad es interna, porque es lo que realmente somos:  el Otro, el Uno sin segundo, el Yo de todas las cosas, el Orden increado.



Morir al pasado



Largo y penoso es el camino que tienes ante ti, discípulo.  Un solo pensamiento acerca del pasado que dejaste en pos de ti, te arrastrará al fondo y tendrás que emprender de nuevo la subida.[14]



Mata en ti mismo todo recuerdo de pasadas experiencias.  No mires atrás, o estás perdido.[15]



Cuando la mente está agitada, preguntando, preocupándose, separando, analizando, no hay comprensión.  Cuando existe el ardor de comprender, la mente está obviamente tranquila.[16]



   Las impresiones pasadas ejercen una fuerte influencia en la mente y condiciona su actividad.  Tal vez una de las razones de por qué permanecemos tanto en la memoria de experiencias pasadas, es nuestro profundo apego e identificación con nuestra auto-imagen.  Este intenso proceso causa una seria pérdida de energía y a fin de conocernos a nosotros mismos necesitamos la energía para estar atentos y despiertos.  La vida sólo sucede en el presente y es necesaria una atención continua en el presente para que la mente gane esa capacidad de ver las cosas claramente.  No hay luz en las experiencias pasadas.



Aprender a escuchar y a ver



A menos de oír, tú no puedes ver.

A menos de ver, tú no puedes oír.[17]



Para comprender un problema, obviamente se requiere cierta inteligencia, y esa inteligencia no puede derivarse de la especialización o cultivarse por su intermedio.  Solamente nace cuando estamos pasivamente conscientes de todo el proceso de nuestra consciencia, que es estar conscientes de nosotros mismos sin elección, sin optar por lo que está bien o lo que está mal.[18]



   La mayoría de las personas parecen no tener dificultad en escuchar y ver lo que está sucediendo a su alrededor. En el trabajo científico, la capacidad para escuchar y ver se ha desarrollado en gran medida y ahora tenemos, por ejemplo, potentes telescopios que envían imágenes desde los lugares más distantes del universo, y que podemos ver en la computadora de nuestra casa!  Pero es algo totalmente diferente escuchar y ver lo que realmente está sucediendo dentro nuestro. Recientemente un astronauta en los EEUU, sumamente entrenado científica e intelectualmente, fue acusado de intento de agresión contra un compañero que aparentemente se interpuso en el camino de su interés romántico.  Para aprender verdaderamente cómo ver y escuchar lo que ocurre dentro de nuestra consciencia se requiere una objetividad calma y ausencia de pasión, una percepción que ocurre cuando uno se da cuenta que la confrontación honesta con uno mismo es la única alternativa sana.



Ver sin imágenes



Porque la mente es como un espejo, cúbrese de polvo mientras refleja. Requiere de las suaves brisas de la Sabiduría del Alma para que aparten el polvo de nuestras ilusiones.  Intenta, principiante, fundir tu mente con tu Alma.[19]



Mirar es importante.  Miramos las cosas inmediatas, y por las necesidades inmediatas hacia el futuro, coloreado por el pasado.  Nuestra visión está muy limitada y nuestros ojos están acostumbrados a las cosas cercanas.  Nuestra visión está tan limitada por tiempo-espacio como nuestra mente.  Nunca miramos, nunca vemos más allá de esta limitación, no sabemos cómo mirar a través y más allá de estas fronteras fragmentarias.  Pero los ojos tienen que ver más allá de ellas, penetrando profunda y ampliamente, sin duda, sin resguardo, deben moverse más allá de las fronteras de ideas y valores hechos por el hombre y sentir más allá el amor.[20]



   En las dos afirmaciones mencionadas precedentemente, se destaca un aspecto del condicionamiento de la mente.  Como escribió San Pablo, "ahora vemos a través de un vidrio, en oscuridad"(Icor.13:12).  Sea lo que sea que veamos, la Naturaleza, otra gente, nosotros mismos, la vemos a través del vidrio oscuro de nuestro condicionamiento, nuestra memoria psicológica, las impresiones acumuladas de muchas experiencias, reacciones, predilecciones y respuestas heredadas. Estas se vuelven innatas en el proceso mismo de percepción.  Por otra parte, cuando existe la vislumbre de sabiduría interna hay una nueva percepción que revela la naturaleza intrínseca de todo.  Como C. Jinarâjadâsa escribió, "incluso una flor silvestre late con el mensaje del cosmos".  Para quien no está consciente, una flor silvestre es sólo una pequeña flor como todas las demás, para alguien que está aprendiendo a mirar sin imágenes, es la encarnación de la belleza atemporal, el orden y la gracia.



El amor es la única relación real



Para alcanzar el Nirvâna debe uno conseguir el conocimiento de Sí mismo, y el conocimiento de Sí mismo es hijo de las buenas obras.[21]



Puede haber una verdadera relación sólo cuando existe el amor, pero el amor no es la búsqueda de gratificación.  El amor existe sólo cuando hay auto-olvido, cuando existe una comunión completa no entre uno o dos, sino comunión con lo más elevado, y eso sólo puede ocurrir cuando el yo se olvida.[22]



   La afirmación de HPB citada precedentemente es revolucionaria.  Habrá algunos para quienes el auto-conocimiento es un asunto privado e individual, y que tiende a considerar a las relaciones como "obstáculos" en su camino  para conocerse a sí mismos.  Pero sus palabras claramente indican que es sólo por medio del amor que llega el Auto-conocimiento, casi como sugiriendo que las buenas obras nos ayudan a ganar el acceso a una dimensión mucho más profunda dentro de nosotros mismos. La afirmación de Krishnaji, respecto a que el amor existe sólo cuando existe el auto-olvido implica también que el amor genuino es libre de los enredos que surgen de la actividad auto-centrada.  En un sentido fundamental, no hay diferencia entre el auto-conocimiento y el amor en su verdadero significado.



Libertad de uno mismo



El camino de la liberación final está dentro de tu Yo.

Ese camino empieza y termina fuera del Yo.[23]



La comprensión fundamental de uno mismo no viene por medio del conocimiento o a través de la acumulación de experiencias, que es sólo el cultivo de la memoria.  La comprensión de uno mismo es de instante en instante, si meramente acumulamos conocimiento del yo, ese mismo conocimiento evita más comprensión, porque el conocimiento acumulado y experimentado se vuelve el centro a través del cual el pensamiento se enfoca y tiene su ser.[24]



   La palabra "paradoja" tiene una etimología muy interesante.  Es una palabra griega compuesta: para, "más allá", y doxa, "opinión".  Por lo tanto, una paradoja es una expresión o una enseñanza que desafía, perturba y desconcierta opiniones aceptadas sobre un tema dado.  El pasaje de La Voz del Silencio citado precedentemente es una paradoja: la libertad está en nuestro interior pero el camino hacia ella comienza y termina fuera del yo.  El amplio campo de la experiencia humana, a través de las edades avala el hecho de que cualquier esfuerzo basado en el yo, tarde o temprano concluye en frustración.  Como lo expresa el muy conocido proverbio, "el sendero del Ocultismo (o Auto-conocimiento) está esparcido de naufragios". Ilustrando los insidiosos modos del yo personal, el Buddha, en uno de sus sermones, comparó al yo con un extraño que llega a una casa en medio de la noche, pide comida y albergue, obtiene el aprecio de toda la familia que allí vive, y finalmente mata al dueño y se apropia de sus posesiones y de su familia.  A menos que uno esté auto-consciente, de instante en instante, como lo sugirió Krishnaji, la libertad interna permanece elusiva. Otra paradoja: a fin de conocerse a uno mismo, debemos estar libres de nosotros mismos como producto de experiencias pasadas.



Vida inmortal



Yérguese ahora él como blanca columna hacia el occidente, y sobre su faz el sol naciente del pensamiento eterno derrama sus primeras y más gloriosas ondas.  Su mente, parecida a un mar tranquilo y sin orillas, se extiende por el espacio sin límites.  En su potente diestra tiene él la vida y la muerte.[25]



La vida es siempre el presente activo, el tiempo siempre pertenece al pasado y al futuro.  Y la muerte para el tiempo es vida en el presente.  Es esta vida la que es inmortal, no la vida en la consciencia.  El tiempo es el pensamiento en la consciencia, y la consciencia se mantiene dentro de su marco.  Siempre existe el temor y el dolor dentro de la red de pensamientos y sentimientos.  La finalización del dolor es el fin del tiempo.[26]



   La palabra samsâra significa, entre otras cosas, caminando o deambulando por el circuito de existencia mundana, el mundo, la ilusión mundanal.  Se describe en escrituras antiguas como una rueda que aprisiona al alma o a la mente en el nacimiento, la muerte y el renacimiento.  Una de las corrientes más fuertes en la poderosa corriente de samsâra es avidyâ, la ignorancia o inconciencia primordial o sin principio.  Los grandes videntes mantuvieron que es la ignorancia la que nos apega a la vida y nos vuelve temerosos de la muerte;  esta característica ha dominado a la vida humana sobre la tierra por milenios.

   Pero en todas las épocas han existido unos pocos que han avanzado en la selva, a través de un territorio indefinido, y han descubierto la verdad sobre la condición humana.  Uno de sus descubrimientos fundamentales es que la vida y la muerte no son opuestos a los que deberíamos temer o estar apegados. Son simplemente dos aspectos de la misma existencia.  Es el modo en que nosotros los percibimos lo que los hace aparecer separados y diferentes, pero son uno.

   Existe la vida en la muerte, y la muerte en la vida.  Morir a todas las experiencias, a todos los apegos, a todas las imágenes proyectadas de nosotros mismos y de otros es descubrir la vida increada e inmortal.  Y vivir sin acumular experiencias, pero comprendiéndolas a medida que surgen, y estar completamente libres de la tiranía del tiempo que separa la indivisible Totalidad en pasado, presente y futuro, es darle la bienvenida a la renovación.  En tal consciencia el sufrimiento concluye, naturalmente, sin esfuerzo.

   HPB y Krishnaji nunca se conocieron pero la esencia de lo que enseñaron fue tal vez parte de un diálogo atemporal.  Porque así como ella fue co-fundadora de la Sociedad Teosófica y dejó un legado de profunda sabiduría y comprensión, él nos ayudó a darnos cuenta que la palabra, la enseñanza, no es la realidad y que la fragancia de lo sagrado ha de encontrarse en una vida no afectada por el yo y sus intereses mezquinos.





 Referencias

[1] La Sabiduría de Salomón, 7:27

[2] H. P. Blavatsky Collected Writings, (Recopilación de Escritos de HPB), vol. VIII, editado por Boris de Zirkoff, Editorial Teosófica, Madras, 1960, p.108.

[3] Krishnamurti, J., La Libertad Primera y Última, Victor Gollancz, Londres, 1961, p.44

[4] Recopilación de Escritos, op. citada vol. Xii, p. 493.

[5] Krishnamurti, op. citada p. 98

[6] Blavatsky, H. P., La Clave de la Teosofía, TPH, Londres, 1968, Conclusión.

[7] Krishnamurti, op. citada, p.247

[8] Blavatsky, H. P., La Voz del Silencio, TPH, Chennai, 1998.  Prefacio.

[9] Krishnamurti, op. citada, p.47

[10] Blavatsky, H. P., op. citada, I, 4-5.

[11] Krishnamurti, op. citada, p.115-16

[12] Blavatsky, H. P., op. citada, I, 56.

[13] Dentro de la Mente – sobre J. Krishnamurti, publicado por la Fundación Krishnamurti en India, Madras, 1983, p.13

[14] Blavatsky, H. P., op. citada, I, 74.

[15] .op. citada, I, 75.

[16] Krishnamurti, J., La Libertad Primera y Última, p. 242.

[17] Blavatsky, H. P., op. citada, I, 82-3.

[18] Krishnamurti, op. citada, p.96.

[19] Blavatsky, H. P., op. citada, II, 115.

[20]  Krishnamurti"s Notebook, (Anotaciones de Krishnamurti), Fundación Krishnamurti India, Chennai, 2003, p. 34.

[21] Blavatsky, H. P., op. citada, II, 136.

[22] Krishnamurti, J., La Libertad Primera y Última, p.180-1

[23] Blavatsky, H. P., op. citada, II, 169-70.

[24] Krishnamurti, op. citada, p.46.

[25] Blavatsky, H. P., op. citada, III, 282.

[26]  Krishnamurti"s Notebook, (Anotaciones de Krishnamurti), p. 143.


domingo, 9 de diciembre de 2012

Evolución humana, el Plan Divino



Evolución humana, el Plan Divino.

 K.V.K. NEHRU

 El Dr. K.V.K. Nehru es conferencista de la sección India de la Sociedad Teosófica.  Esta presentación fue realizada el 27 de diciembre de 2008 en la Convención Internacional de Adyar.

    Preámbulo

  Los avances en los sistemas de comunicación, información tecnológica e Ingeniería en transportes, han acercado a las comunidades en una forma sin precedentes.  Entre otras cosas, esto ha aumentado tremendamente nuestro poder de poner en peligro el medio ambiente de todas las formas de Vida, incluyendo la nuestra.

   La Sabiduría Antigua señala que, junto con la evolución de las Formas de los organismos, sólo estudiada por los científicos, existe una evolución de la Vida y la Conciencia que se expresa a través de estas formas en evolución. Cuanto más avanzada es la forma, mayor es la potencia de la conciencia que puede manifestarse a través de ella.  En realidad, es el ímpetu de la Vida en evolución lo que conduce a la evolución de las formas de los organismos.

   También enseña que el propósito de la Creación, en la medida en que la mente humana pueda comprenderlo, es la Evolución de la Conciencia, partiendo de un estado de Perfección Inconsciente, a través de una Imperfección Conciente, al estado de Perfección Conciente.

   Las nuevas generaciones tienen que ser educadas acerca de la Unidad Orgánica de Vida, y en la cooperación -no la competencia- la cual debería ser su forma de expresión.





   Metas y Hacedores de Metas



   Los principales desafíos que enfrenta la humanidad hoy día no se deben a falta de educación. Son creados por personas muy educadas y por profesionales: abogados, administradores de empresas, científicos, economistas, comandantes militares, diplomáticos y así sucesivamente. Estamos generando seres humanos desequilibrados, inteligentes, muy capaces intelectualmente, pero casi primitivos en otros aspectos de su vida, científicos e ingenieros de primera que pueden enviar seres humanos a la Luna, pero también pueden ser brutales con sus cónyuges; seres humanos que tienen un conocimiento extenso de la forma en que el universo funciona pero muy poca comprensión de sí mismos o de sus vidas.

   No es difícil rastrear el origen de toda la miseria humana al fenómeno del «yo» en el hombre. Es allí donde todos los males comienzan.  Las guerras, la violencia y la explotación tienen su origen fundamental allí. Entonces, el problema de la reconstrucción del mundo es el problema de la regeneración del individuo.

   En el nuevo contexto de una globalización segura, las viejas metas - tanto a nivel individual como a nivel corporativo- se tornan inaplicables; si la supervivencia fuera el objetivo esperado, estas metas deberían ser redefinidas. Esto requiere una comprensión de la naturaleza espiritual del hombre, ya que él mismo es el hacedor de metas: el hombre debe saber por qué convierte su “necesidad” en “codicia”.





   Calendario geológico



   Las investigaciones científicas indican que la tierra se solidificó hace aproximadamente  4500 millones de años.  La Figura 1 muestra esto en una escala de veinticuatro horas. Al principio no había oxígeno, ni en los océanos ni en la atmósfera, sólo nitrógeno, CO2, etc. No hubo vida en la tierra hasta cerca de 2600 millones de años atrás.  Esta era se denomina por lo tanto  azoica.

   En ese momento aparecieron unas algas color azul-verdoso y así comenzó el proceso de fotosíntesis, convertir el H2O en oxígeno con la ayuda de la luz solar. Éstas trajeron el nivel de oxígeno atmosférico al valor actual de 21%, necesario para las formas de vida posteriores. Comúnmente no se toma en cuenta el hecho de que originalmente estos organismos unicelulares, que produjeron el oxígeno, han prosperado mucho más eficazmente en un nivel de oxígeno de casi la mitad de ese valor mencionado. Si el principio de “la supervivencia del más apto" fuera el único principio que rigiera la evolución de la vida biológica, nunca habrían producido el nivel de 21% de oxígeno mencionado. Parece que estaban creando un entorno más adecuado para la vida posterior. En varios aspectos, pareciera que la evolución de la vida se muestra a través del seguimiento de un Gran Plan, y que la evolución a escala planetaria, ha ocurrido mediante la co-evolución y no a través de la competencia.


Fig. 1


  

  A continuación tuvieron lugar las Eras Arqueozoica y Proterozoica, cuya duración total fue de 1450 millones de años, seguida por la Era Paleozoica (350 millones de años) de invertebrados y anfibios. Los grandes reptiles iban y venían en la nueva era Mesozoica (140 millones de años). Los mamíferos aparecieron en la próxima Era, la Cenozoica (60 millones de años).  El Homo Sapiens ha aparecido en los últimos millones de años.





   Jerarquías de niveles biológicos



   La Sabiduría Antigua, presente en la literatura esotérica de todas las grandes religiones, examinada y corroborada por los sabios, señala que junto con la evolución de la Formas, que sólo los científicos estudian, existe una evolución de la vida y la Conciencia, y que los sistemas de formas vivientes y no vivientes, constituyen una jerarquía de niveles de organización. Cuanto más avanzada es la forma, mayores son las potencialidades de la conciencia que pueden manifestarse en ella. De hecho, es el impulso de vida en desarrollo lo que conduce a la evolución de las formas de los organismos.

   En toda esta larga historia de evolución biológica podemos ver una construcción gradual de complejidad estructural, junto con un desarrollo funcional.

Fig. 2



  En la Figura 2 se muestran los niveles sucesivos de organización de la materia. Estos forman una jerarquía que, en cualquier determinado nivel contiene todos los niveles inferiores como componentes y es en sí mismo un componente de todos los niveles superiores. Los niveles subsiguientes son estructuralmente más complejos que los inferiores en la medida en que un determinado nivel combina la complejidad de todos los niveles inferiores y tiene una complejidad adicional propia. En cualquier nivel de organización no sólo existe una cierta autonomía, sino también la necesidad de trascenderla para cumplir con los requisitos de un Todo mayor del que forma parte.

   Algo totalmente nuevo sucede en el nivel subsiguiente de organización, y esto no es explicable en términos de un nivel más bajo. Un tejido, por ejemplo, es más que la suma de sus células. Existe entonces un salto entre niveles, espacios o hechos transcendentes, en el proceso evolutivo. No existe una explicación puramente lógica de esta situación; con la comprensión actual la relación entre los niveles no puede ser predicha. El premio Nobel Ilya Prigogine llamó a este proceso de auto-organización.

   Hay otra implicancia de la forma en que la vida está organizada. Mientras que los niveles más altos coordinan los niveles inferiores, todos los niveles se afectan entre sí. Esto no debe ser visto como una jerarquía de control a la manera de una organización o empresa donde existen niveles de mando. Los flujos de interacciones e información son multilineales y fluyen tanto hacia arriba como hacia abajo.





    Evolución de la Conciencia



    En los procesos de organización de los sistemas vivos, se mantiene un equilibrio dinámico entre la autoafirmación o la autonomía, y la sumisión a las exigencias del todo inmediatamente superior de la jerarquía. Actualmente, en el caso de los seres humanos, el nivel más alto siguiente en la organización jerárquica, es el diversamente llamado "Hombre Celestial", "la Humanidad", o simplemente la "Conciencia Global" que aún no se formó, a tal punto que todo el control surgido pudiera ser percibido por la conciencia individual que lo compone. Sin embargo, que esta Conciencia Global ya existe, y que en esta nueva etapa de desarrollo de conciencia son cada vez más los individuos sensibles y adaptados a ella, ha sido ampliamente demostrado por las extensas investigaciones realizadas durante la última década por el Programa de Ingeniería de Investigación de Anomalías (PEAR) de la Universidad de Princeton.

   La conciencia es relativamente inactiva en el Reino Mineral. Adquiere el poder de responder con sentimientos en el Reino Vegetal. Se añade una nueva dimensión de conciencia en el caso de los animales, particularmente la del pensamiento. Sólo en el Reino Humano comienza a florecer en las dimensiones de la Actividad Creativa y de la Intuición.  La experiencia directa con la Unidad de Vida, Orden en la Naturaleza y Amor puro, caracteriza cuando se desarrolla, esta nueva dimensión de la conciencia. Nos referiremos a esta dimensión como la conciencia del “Hombre Ético”.
Fig.3

   El Hombre Ético

  Actualmente, la evolución nos ha llevado al límite de esta nueva etapa en el desarrollo de la conciencia humana. Sólo unas pocas personas muestran signos de este desarrollo. Son los precursores. La mayor parte de la humanidad está aún en la etapa de intentar controlar la mente animal (donde las pasiones y deseos son predominantes) y desarrollar una Mente Concreta, y de allí a desarrollar la Mente Abstracta. En el hombre, ante la toma de una decisión o ante una acción, predomina la respuesta instintiva y emocional en oposición a la acción "correcta".

   Aunque esta transición a la siguiente etapa no se ha completado aún, ha aumentado el número de personas que están tomando conciencia de la coherencia, la belleza y la bondad, lo que evidencia el amanecer de la nueva conciencia.  No sólo esto: la próxima etapa de evolución está en espera de nuestra participación conciente. La comprensión de los Principios constitutivos del Ser Humano (del Individuo) sirve para darnos una vista en perspectiva del Gran Plan, nuestro rol en el mismo, y la dirección que tenemos que seguir para trabajar.



   La Mónada (turiyâtmâ), existente en el Plano Anupâdaka, manifiesta una reflexión de sí misma y adquiere vehículos en los planos inferiores con el objeto de adquirir experiencia. Los átomos permanentes y principios se mantienen unidos a la Mónada con la ayuda de las siete Jerarquías Creadoras. Los cuatro principios inferiores constituyen la Personalidad perecedera, que se renueva en cada encarnación. El verdadero Individuo, el Ego (jivâtmâ), continúa en el Cuerpo Causal y se prolonga a lo largo de la etapa humana.

   El Yo Humano tiene un programa y una meta para sí mismo: volver a su origen divino en pleno estado de conciencia despierta de Hombre Ético. Él logra esto mediante la adquisición de experiencia en el mundo del tiempo y el espacio a través de la 'Personalidad'.  La Personalidad se compone de cuatro principios o vehículos de conciencia que trabajan en los niveles “bajos” de la existencia, el más bajo de los cuales es el mundo físico que nosotros percibimos. Estos cuatro principios son, respectivamente, los cuerpos/planos psico-emocionales a través de los cuales se experimentan pensamientos y emociones, el Doble Etérico que es el vehículo de los cinco tipos de prana-s (vitalidad) y energías nerviosas y el cuerpo físico denso a través del cual se experimentan sensaciones. Durante largos períodos de evolución la Personalidad  hace de sus fantasías sus propias metas en la vida. Éstas pueden no estar en consonancia con los objetivos espirituales del Ser Humano (particularmente el Hombre Ético). Sin embargo, la experiencia constante y la obtención de conocimiento nos obligan a darnos cuenta de nuestra verdadera meta espiritual. A partir de esa reflexión la Personalidad coopera y armoniza con el Yo, haciendo del mundo un lugar para vivir hermoso y bueno, para todos.



Huella ecológica



   A mediados del siglo XIX la población mundial alcanzó los mil millones, y el uso de sus recursos aumentó drásticamente. Tanto la población como el uso de los recursos continuaron creciendo a lo largo del siglo XX. En los últimos cincuenta años, la humanidad ha utilizado más recursos naturales que en los últimos miles de años pasados en forma conjunta.

 


Fig. 4

    La "huella ecológica" da una estimación cuantitativa de la sobrecarga humana sobre la naturaleza: define la participación en la productividad biológica del planeta utilizada por un individuo, una ciudad, una nación, o la totalidad de la humanidad.  Si la huella del asentamiento es mayor que su área, ese asentamiento no es auto-sustentable. Una ciudad es intrínsecamente no sustentable porque muy pocos de los recursos naturales utilizados por su habitantes provienen de dentro de sus fronteras. En 1996 en la biosfera de la Tierra había 12600 millones de hectáreas biológicamente consideradas como espacios productivos, lo que representa alrededor de una cuarta parte de la superficie del planeta. Compartida en forma equitativa, para una población de 5,7 billones, la participación sobre la superficie de la tierra sería de 2,18 hectáreas por persona. Actualmente, la proporción de tierra se ha reducido: hay más personas, 6,3 billones, mientras que la productividad biológica de la biosfera se ha mantenido, en el mejor de los casos, constante. Así, hoy en día la proporción de Tierra para cada persona en el planeta sería de 2,1 hectáreas. Sin embargo, la huella promedio llega a 2,8 hectáreas y está creciendo rápidamente.



Inminente crisis mundial



   Nos acercamos al límite de la capacidad del planeta para sostener la vida humana. Las disciplinas de Teorías de Sistemas Generales y Ecología de Sistemas señalan que vivir en ese límite es sumamente peligroso, porque los ecosistemas no colapsan de un modo sistemático. Las sociedades modernas han estado operando con la suposición errónea de que en la naturaleza la causa y el efecto son proporcionales, una onza más de contaminación produce una onza adicional de daños. Sin embargo, esto no es así. Los ecosistemas pueden ser contaminados por muchos años sin ningún cambio en absoluto, y luego de repente cambian completamente a una condición diferente. Los cambios graduales acumulan vulnerabilidad hasta que un único shock al sistema, tal como una inundación o una sequía, lo golpea y lo deja en un estado diferente, menos adaptado para sustentar la vida humana y la actividad económica. Las observaciones de los científicos sobre los tsunamis, por ejemplo, indican que el mundo actual se dirige a tal crisis. También señalan que la visión de un mundo pacífico y sustentable, y la adopción de un estilo de vida simple proporcionarán una positiva retroalimentación ecológica que puede evitar esta desgracia.







Los dos hemisferios



   Las investigaciones sobre el cerebro muestran que los dos hemisferios del cerebro humano (corteza cerebral) se especializan en distintas funciones. En el hemisferio izquierdo, se encuentran los centros del habla y de la actividad verbal mientras que las apreciaciones artísticas y musicales se encuentran en el hemisferio derecho. La actividad intelectual pertenece a la izquierda, mientras que la creatividad y la intuición (la percepción directa de la verdad en vez del razonamiento) a la derecha.

   Desafortunadamente, el modo predominante de enseñar los fenómenos mentales ha sido verbal, por lo que ha hecho hincapié sobre el cultivo excesivo del funcionamiento del hemisferio izquierdo. Si bien esto se adapta al aprendizaje de la capacidad analítica y lógica, no es adecuado para las facultades relativas al hemisferio derecho.

   En nuestra cultura actual, este desarrollo desigual del cerebro humano puede fácilmente ser observado con la ayuda de unos pocos ejemplos. Tomemos, por ejemplo, el cricket. Ya no disfrutamos más solamente el juego, nos interesamos por intelectualizarlo con información, por ejemplo, generada por una computadora. Del mismo modo, en un concierto, ya no se aprecia la música en sí misma. Se analiza la composición y así sucesivamente (lo que es pensamiento, intrusión).

   Las verdaderas cualidades humanas como la compasión, el amor y el altruismo, pertenecientes al lado derecho del cerebro, están totalmente ausentes en el hombre de nuestra cultura. Por lo contrario, el hombre calcula, divide y actúa fríamente. Ha estado operando totalmente a través del hemisferio izquierdo. Cuanto antes nos demos cuenta de esto y reestructuremos nuestros métodos educativos, comenzando con la educación del niño, mejor será para la evolución de la humanidad. Una parte importante de la formación debería incluir técnicas no verbales y más directas.









LOS DOS HEMISFERIOS CEREBRALES





 LADO DERECHO                                                       LADO IZQUIERDO



Reconocimiento de cifras complejas                

Percepción de patrones abstractos                       Percepción de orden  significativo

Sintético                                                                   Analítico

Espiritual                                                                  Mundanal

Intuitivo, creativo                                                      Detallista

Emocional                                                                Intelectual

Simultáneo                                                               Secuencial

Artístico, simbólico                                                  Lógico, matemático

Holístico                                                                    Lineal

Espacial, musical                                                    Discursivo, verbal

Fig. 5


“Yo” y “no-yo” en equilibrio dinámico



   Los sistemas son totalidades integradas cuyas propiedades no se pueden reducir a las de partes más pequeñas. "Cosas" individuales (plantas, personas, escuelas, cuencas hidrográficas) son sistemas en sí mismos y no son sustentables separados de los sistemas más grandes en los que existen. El Centro de Ecoliteratura reconoce que aprender a pensar sistémicamente es fundamental en la educación para la sustentabilidad. En la jerarquía organizativa, las innumerables entidades que forman parte de la naturaleza son entidades vivas, que son tanto interdependientes como autónomas. Son ambas conjuntos y piezas de conjuntos mayores. En su función autónoma de autoafirmación, cada entidad es un intento hacia la auto-consumación, mientras que en su papel de parte subsidiaria, cada entidad es capaz de trascenderse a sí misma en beneficio del todo. Aparentemente hay un equilibrio dinámico que mantiene el balance entre la autonomía y la sumisión a las necesidades del todo inmediato superior en la jerarquía.



   Todos los seres humanos son parte integral de un Ser Individual que es toda la especie humana. En otras palabras, todos pertenecen a un ser individual, como diferentes partes de un organismo pertenecen a ese organismo. El darse cuenta de pertenecer a un todo puede tener profundas consecuencias para nuestra conciencia y comportamiento, promoviendo la cooperación, la armonía y la tranquilidad.

   No es necesario que una sociedad global anule diferencias entre individuos, culturas y sociedades. Sin embargo, a pesar de una pronunciada diversidad social y cultural, una sociedad global pacífica y sustentable debe tener un alto grado de unidad. Las naciones y culturas del mundo necesitan estar unidas por valores y aspiraciones comunes, centrados en la creación de un entorno social y ecológico en el que todas las personas puedan vivir con dignidad y bienestar.

   Estilos de vida más simples deben ser la regla a seguir porque así la gente tendrá un sentido más profundo de la responsabilidad de su comunidad y su medio ambiente.

   También es necesario el renacimiento de la espiritualidad. Con menos estrés y ansiedad en la vida cotidiana, la gente puede explorar las dimensiones más elevadas y profundas de su vida.

   En el balance final, la alternativa decisiva a un mundo de miseria, conflictos y violencia, es un mundo sustentable y equitativo que inspire la paz en los corazones de los seres humanos, que es la condición previa a la paz duradera en el mundo. En la creación de una visión de tal mundo, tiene un papel de importancia la ciencia holística de los sistemas y la evolución. Y aquellos de nosotros que estamos desarrollando esa ciencia tenemos una mayor responsabilidad en esto.

   La educación del siglo XXI no debe preocuparse por un mayor “progreso” pero sí por la transformación interior de la conciencia humana.





EL ‘YO’ Y EL ‘NO YO’ EN EL EQUILIBRIO DINAMICO

 Fig. 6

 Lo que se da a continuación podría ser un delineamiento general:

1) Crear una Mente Global, no una mente nacionalista. Todos somos ciudadanos de este mundo y compartimos la Tierra como nuestro hábitat. Podemos trabajar para los problemas locales pero también es importante hacerlo con una comprensión global.

2) Hacer hincapié en el desarrollo humano, no sólo en lo económico. No debemos considerar a los niños como materia prima para lograr el progreso económico de la nación. La educación debe ocuparse principalmente del desarrollo de todos los aspectos de un ser humano, físico, emocional, intelectual y espiritual, para que vivan creativa y felizmente como parte del todo.

3) Fomentar la investigación, no el conformismo. El niño debe ser libre de cometer errores y aprender por sí mismo sin el constante temor de ser reprendido por los adultos. Una mente así es racional, flexible y abierta al cambio y no irracionalmente ligada a una opinión o creencia. Esto implica la ausencia de toda propaganda. No es cierto decir: "Nuestro país es el mejor país, nuestra cultura es la mejor¨, eso sólo es propaganda que divide a la gente.

4) Fomentar la cooperación.  Trabajar en equipos y la capacidad de trabajar en armonía con los demás es más importante que el logro individual. Es importante que cada individuo haga lo mejor que pueda pero no es indispensable que sea mejor que otro. El sentido de la competencia que estamos fomentando en los niños conduce a la envidia, los celos y la rivalidad, y destruye el amor y la amistad.  Por lo tanto, es malo.

5) Crear una Mente lista para aprender en lugar de una Mente adquisitiva. El despertar de la inteligencia es más importante que el cultivo de la memoria, tanto en la vida como en estudios académicos. Los sentimientos de amor, respeto, belleza y amistad no se pueden enseñar, pero sí se puede despertar la sensibilidad: esta última es una parte esencial de la inteligencia.

6) Crear una mente que sea a la vez Científica y Religiosa en el verdadero sentido.  No sólo se debe desarrollar la inteligencia basada en el pensamiento, sino también la inteligencia basada en la intuición. Una mente que sólo es racional y científica, puede ser extremadamente cruel y carente de amor y compasión.  La que es sólo religiosa (en sentido estricto) puede ser demasiado sentimental, supersticiosa y por lo tanto neurótica.  Sin este innegable equilibrio entre emoción e intelecto, la mente no está verdaderamente educada.

7) El Arte de Vivir. Hemos equiparado la calidad de la vida con el nivel de vida y la medimos en términos de renta per cápita. Cuando educamos no sólo para el desarrollo económico, sino también para el desarrollo humano, nos interesamos por la felicidad del individuo como un todo, en el que el bienestar físico y la comodidad son una parte pequeña pero necesaria.  El arte de vivir consiste en disfrutar de todo lo que uno hace, independientemente de los resultados que ofrece.





De la playa cubierta de caracoles, junta uno,

Y escucha sus labios: ellos suspiran

El mismo deseo y misterio,

El eco de todo el discurso del mar.

Y así, en lo profundo del ser, toda la humanidad

no es sino lo que tú eres.

Y Tierra, mar, hombre, todos están en cada uno.





Dante Gabriel Rossetti

Los límites del mar











Bibliografía:



1. Center for Ecoliteracy, sitio web en http://ecoliteracy.org

2. Proyecto de Conciencia Global, sitio web en http://noosphere.princeton.edu

3. Goleman, D., Inteligencia Emocional, Bantam Books, New York, NY, EE.UU., 1996.

4. Instituto para la Ética Global, sitio web en http://globalethics.org

5. Jantsch, E., El Universo auto-organizado, Pergamon, Nueva York, 1980.

6. Krishna, P., "La Educación Correcta para el Siglo XXI¨, XXII Congreso Internacional Montessori, Universidad de Uppsala, Suecia, julio de 1997.

7. Krishnamurti, J., La Red del pensamiento, Fundación Krishnamurti, India 1982.

8. Larson, DB, Más allá del espacio y el tiempo, Tucek y Pub Tucek. Co., 1651 W. San Lucas de unidad, de Tucson, AZ85704, EE.UU., 1994.

9. Laszlo, E., "La ciencia holística y la visión de la sociedad pacífica y sustentable" Centro de Ciencia y Teosofía, Sociedad Teosófica, Adyar, Chennai, India, 2003.

10. Leadbeater, CW, El Hombre, Visible e Invisible, IV de la Plata, Editorial Teosófica, Chennai, India, 1971.

11. Lemkow, AF, El Principio de Totalidad: Dinámica de la Unidad dentro de la Ciencia, la Religión y la Sociedad, Editorial Teosófica, Wheaton, IL, EE.UU., 1990.

12. Prigogine, I. & Stengers, I., Orden en el caos, Bantam Books, EE.UU., 1984.


domingo, 2 de diciembre de 2012

Preparándose para la Meditación





DESDE EL ATALAYA
Radha Burnier

Preparándose para la Meditación

 Existen ciertas palabras, como por ejemplo la palabra ‘Dios’, que significan diferentes cosas para diferentes personas, y el significado que le dan puede ser superficial o profundo.  Por lo tanto, la palabra ‘meditación’ puede tener connotaciones serias o superficiales, dependiendo de quién la usa.  Pero en toda escuela que toma la meditación de modo serio, hay un periodo de preparación preliminar, seguido de una práctica adecuada y supervisada.  La meditación puede comenzar sin riesgos sólo cuando se está realizando este trabajo preparatorio.

 Aprender a meditar no es cuestión de pasar quince minutos o media hora cada día. Esto puede ser importante y útil, pero se nos pide que trabajemos de modo sostenido  en relación con todas las actividades que llevamos a cabo, con todas las actitudes que existen dentro de la mente, y con los logros en los que la mente se enfoca, los que pueden distorsionar las relaciones e impedir totalmente una percepción real. En la tradición Vedânta se afirma que una persona no puede encontrar un maestro ni aprender las enseñanzas secretas respecto  al auto-desarrollo, hasta que esté debidamente preparado.  Este trabajo preliminar se describe en A los Pies del Maestro, donde se incluye la práctica del discernimiento y del desapego o carencia de deseos.

 Un Maestro de Sabiduría, aunque apreciaba a Alfred P. Sinnett como para mantener una larga correspondencia con él, no lo aceptó como discípulo, y nunca le dio un rango mayor que el de chela laico.  Incluso cuando al candidato se le permitía convertirse en discípulo, se lo sometía a un largo periodo de entrenamiento durante el cual era probado en diferentes niveles y de diferentes modos. En esta etapa, el aspirante enfrenta todo tipo de tentación, no sólo debe soportar pruebas procedentes del exterior, sino también tentaciones sutiles que surgen del interior de su misma mente, cada lugar y rincón es sometido al más completo examen. En este sentido, enfrentarse con la tentación significa enfrentarse consigo mismo.

 ¿Existe algún objetivo en la meditación? Quien medita puede por supuesto tener un propósito, y si es así, entonces está en la misma condición de quien nunca piensa al respecto. Quiere alcanzar, quiere adquirir algo, quiere algo para agregárselo a sí mismo.   El deseo de “llegar a ser” es, como veremos, todo el problema.

 Puede ser que no podemos decir cuál es el objetivo de la meditación. Tal vez podemos decir que el propósito de la meditación es la iluminación, la unidad, la armonía, la “paz que sobrepasa el entendimiento”, la conciencia o la realización de la inmortalidad.

 La meditación, o el propósito de meditar, puede volverse una actividad auto-centrada, una nueva forma de ambición desconectada del resto de la vida.  Por lo tanto una persona que es indiferente a la vida, a su significado,  y a su valor, y que simplemente dice “Quiero llegar a algún lugar por medio de la meditación, quiero alcanzar la iluminación”, meramente se encierra a sí mismo en un estado de estrecho aislamiento.  Porque la meditación es el despertar al total significado de la vida; es un movimiento progresivo por medio de diferentes niveles de significados.

 Muchos tienen otras ideas respecto a la meditación.  A veces nos gustaría algún modo rápido y fácil, algún método mecánico, alguien que nos de instrucciones detalladas, “primero haz esto, luego haz aquello”, porque después podríamos vivir sin ser molestados en nuestra vida ilusoria.  Podemos permanecer en nuestra cómoda oscuridad y aún así sentir que avanzamos hacia la luz.  Si esto es lo que quieren, entonces háganlo, no hay nada contra ello, pero no si quieren tomarlo más seriamente.

 Cierta cantidad de ayudas para la meditación han sido recomendadas por diferentes maestros - el uso del sonido, de una imagen o forma, del color o de la luz, del control de la respiración -  y los aspirantes las han usado durante años y no han llegado a ningún lugar porque los medios se convirtieron en el fin.

 Esta es la razón por la que es tan importante comprender qué es la meditación.  La meditación se puede decir que es un despertar de lo que consideramos como realidad a un nuevo nivel o dimensión de la realidad.  Mme. Blavatsky dice que el progreso se produce por una serie de despertares.  Pero en cada etapa existe la posibilidad de albergar la ilusión de que ahora por fin hemos alcanzado la realidad, que lo que hemos experimentado es sinónimo de lo que es.  Un pequeño despertar produce una satisfacción tremenda, puede también aumentar el ego.  Las personas han tenido momentos de exaltación en ocasiones en que sintieron que se elevaban sobre su existencia común, y luego continuaron viviendo con el recuerdo de lo ocurrido. “Tuve esta experiencia.  ¡Fue tan maravillosa! Mi Kundalini debe haberse elevado”.  Puede que ellos incluso sientan que están listos para enseñarle a todos los demás debido a su avanzado conocimiento.  La mente continúa viviendo en esa experiencia pasada porque en ese momento fue bastante inspiradora, transmitió un sentido de libertad. Y da la ilusión de que por fin hemos llegado.

 De modo que no debemos caer en la ilusión de que lo que experimentamos es sinónimo de la Verdad.  El despertar debe avanzar a niveles cada vez más profundos de comprensión y significado.

 Existe el relato de un asceta que solía meditar en un cuarto pequeño.  Había muchas ratas moviéndose a su alrededor y molestándolo, por lo que consiguió un gato y lo ató a la pata de su cama, lo que le brindó la calma que necesitaba.  Meditó y vivió allí durante muchos años y adquirió fama por su santidad.  Luego, sus seguidores establecieron como regla de su maestro, que si quieres meditar exitosamente, lo primero que debes hacer es ... ¡atar un gato a la pata de tu cama! Esto es lo que ocurre a menudo, algo que fue de ayuda durante algún tiempo, se vuelve el aspecto más importante en la mente de los inexpertos.  Los medios se transforman en el fin.

 La tradición yoga detalla el trabajo a realizar como preparación para la meditación: Âsana y Prânâyâma (ciertos tipos de ejercicios corporales y respiratorios), Yama, Niyama y Pratyâhâra, (los tres tienen el efecto de establecer un estado de claridad y calma en la mente que, a su vez, conducen a la eliminación de la ambición, de la avaricia, del deseo del placer, y de los apegos y emociones relacionados con ellos). Sólo entonces estamos en condiciones de comenzar a meditar adecuadamente, que dicen que consiste en Dhâranâ y Dhyâna.

 La palabra ‘dhâranâ’ tiene un significa mayor que simplemente concentración.  Literalmente significa ‘sostener’; tal vez sostener la energía ya que durante su práctica no hay pérdidas de energía debido a todo tipo de pensamientos extraños.  Como nuestros deseos se debilitan hay menos pérdida de esta energía, y se hace posible enfocar la mente.

 La meditación no es, en el sentido en que la hemos estado considerando, algo que se puede enseñar a otro.  La humanidad no puede progresar por medios mágicos o por medio de salvadores iluminados que hagan el trabajo por ella.  No existe algo así como “Meditación en diez lecciones fáciles”.  Debemos usar nuestra energía y descubrir por nosotros mismos, y en este ‘trabajo’ no hay lugar para el anhelo del yo; el trabajo no es una búsqueda o ambición más a conseguir. Debemos estar preparados a reflexionar sobre estas preguntas en profundidad si vamos a descubrir qué yace bajo la superficie.  Por lo tanto cuando es necesario la mente reúne su energía y la retiene, y con ella, puede buscar y hallar una luz mayor.

 ¿Ser pioneros de qué?

 En sus orígenes hubo muchos en la Sociedad Teosófica que creían que los miembros de la S.T. tenían una función como pioneros.  Algunos sabían que esto no era cuestión de permanecer donde uno está, o de hacer lo que todos los demás hacen; tampoco era cuestión de usar ropa que otra gente no usa, o de vivir un tipo de vida especial.  Estamos hablando de la actitud de los miembros de la S.T., que son muy serios respecto a sus vidas, que deben avanzar y no permanecer en el surco en el que la mayor parte de la gente cae.

 A menos que la gente comience a pensar de un modo nuevo, la humanidad se deteriora a medida que progresa.  Una tendencia a perder la disposición y el impulso humanitario que comenzó con grandes ideas, puede desaparecer.  Ser pioneros significa avanzar para ser lo que el hombre aún no ha conocido. Esta era una idea poderosa en la Sociedad Teosófica, y no existe límite para esto, porque la gente puede unirse a quienes están en la delantera, siempre y cuando piensen en términos de lo que la humanidad puede ser, y se encuentren a sí mismos listos para avanzar en esa dirección.

 Algunas de las cosas en las que ahora pensamos están bien hasta cierto punto, pero nuestra relación con la Naturaleza y con el resto de la creación no lo está.  Actualmente casi no tenemos relación con otras criaturas; pensamos que el hombre está separado y es superior, y que todo lo demás existe para que él lo use.  Esto está mal desde un punto de vista más amplio, porque todas las cosas están relacionadas, unidas.  Las bacterias que pensamos que tienen muy poco valor, están tan estrechamente unidas a nosotros, como lo están los grandes seres que han avanzado más allá de nosotros.  Tener esto en el trasfondo de nuestra consciencia es ser un teósofo, de lo contrario no lo somos.  Este estado es muy necesario para ser pioneros: ser uno con la Naturaleza, ser conscientes de la maravillosa variedad que ésta produce.  Podemos destruir todo lo que existe sobre la tierra a un ritmo acelerado, y exterminar sus vastos procesos.  Por el contrario, podemos tratar todo con respeto, incluso la criatura más pequeña, al igual que los grandes seres que han avanzado más allá de lo que nosotros lo hemos hecho.

En la religión Sikh una de las cosas que se enseñan es el estado de admiración.  ¿Podemos preguntarnos si algunas veces lo sentimos, o si nos acostumbramos tanto a todo, (incluso a la maravilla que le permite a todas las criaturas adquirir nuevas tendencias y nuevas posibilidades a nuestro alrededor), que no hay deseo de actuar?  Cada uno de ellos es un modelo, aunque no parezca serlo.  Tomemos por ejemplo un insecto, que parece solo en esta tierra.  Quienes examinan su vida y su constitución están en un estado de admiración, como A. O. Wilson, que ha escrito sobre las hormigas.  La hormiga puede parecer como una no-entidad para nosotros.  Las matamos con insecticidas y no pensamos nada al respecto.  Pero la hormiga es una criatura maravillosa, y la Naturaleza hace cosas maravillosas con los pequeños objetos.

 ¿Cuál es nuestra relación con la Naturaleza, si es que tenemos alguna?  Si pensamos que la Naturaleza debe ser avasallada o estimulada según nuestras fantasías, ¡puede que no tengamos ninguna relación con ella!  Pero si esperamos y nos maravillamos, veremos por todas partes a nuestros alrededor algo así como un milagro;  la tierra, el cielo, las estrellas, el movimiento de los grandes seres planetarios, todo es un milagro.  Existen pocos que estudian esto, pero si no podemos estudiar más, ¿podemos mirar y maravillarnos con las grandes cosas que la Naturaleza lleva a cabo?

 Luego podemos mirarnos a nosotros mismos. ¿Qué es lo individual en la creación?  Todo es individual, el insecto tanto como el ser humano.  Cada uno se transformará en algo bello, maravilloso y glorioso, como afirma el Bhagavadgitâ. Todo lo que ha sido creado es bello y maravilloso cuando se lo comprende, y el individuo debe crecer en esa dirección, no crecer en competencia, dinero o fama.  Existe dentro nuestro la posibilidad de conocer lo que somos, porque espiritualmente podemos convertirnos en un ser que no hemos sido antes.

 Una de las cosas importantes en la vida espiritual es abandonar el concepto de yoidad.  Esto es muy difícil.  Se basa en primer lugar en el cuerpo físico.  Pero esto no tiene importancia, dado que es un ser temporal.  Pero ¿qué soy yo realmente?  Descubrir esto es parte de nuestro trabajo como miembros de la Sociedad Teosófica.

 De modo que hemos hablado respecto a dos cosas, a conocer el universo con el corazón, no sólo intelectualmente, como leyendo en una enciclopedia respecto a cuántas clases de arañas existen;  y a pensar que comprendemos más del universo y de la Naturaleza.  Pero si podemos sentir que hay algo creado por un poder que no podemos realmente comprender ahora, y lo miramos con admiración, sin ningún otro sentimiento presente en la mente, el espíritu de admiración elimina los otros pensamientos.  Entonces, podemos maravillarnos incluso de las cosas simples, como una planta que surge de la tierra, y demás.

 El futuro es algo que no podemos imaginar pero podemos ampliar nuestras mentes para pensar acerca del futuro, no sólo respecto a nosotros mismos, sino a toda la vida.  Quizás había algo gracioso, pero también algo muy valioso en el interés teosófico que existía respecto a la futura civilización y respecto al lugar del hombre en él.  Por ejemplo, en esa civilización casi no se pasaba ningún período de tiempo cocinando.  Piensen en la actualidad, estamos absorbidos en gran medida por la comida: en cocinar, ir a restaurantes, encontrar diferentes cosas para comer, etc.  Pero el nuevo individuo no está interesado en eso, está interesado sólo en mantener el cuerpo en buenas condiciones.

 La consecuencia de eso es qué podría hacer el ser humano si estuviera realmente libre de esta actividad en la vida diaria.  Tendría mucho más tiempo para pensar, para complacerse en el vasto escenario de la Naturaleza, para permitirle a su propia consciencia florecer.  En las civilizaciones futuras que Leadbeater describe –y no necesitamos preocuparnos cuán reales son- este elemento es importante, y la gente tendrá mucha más libertad, física e internamente; y cuando tengamos ese tipo de libertad, ¿qué estaremos haciendo?  Es difícil pensar acerca de esto ahora porque demasiado tiempo de nuestra vida está dedicado a cosas físicas, a cosas que tienen muy poca importancia.  Pensamos que cada pequeña cosa es importante, pero en realidad, si hacemos algo no es tan importante; la capacidad de hacer lo correcto en el modo correcto es lo importante.

 Muchas personas pensaron acerca de una civilización futura muy personalmente y por lo tanto se volvió un tema gracioso.  Pero todos somos ciudadanos de una civilización futura.  Incluirá diferentes tipos, porque tienen ciertas características comunes.  La gente será mucho más consciente de la ausencia del tiempo, como una flor que se abre.

 ¿Podemos decir que una flor es mejor cuando es un pimpollo, cuando está creciendo, cuando está abriendo, o cuando está completamente abierta?  Esto es lo que significa estar despierto al hecho de que estamos viviendo en un mundo que es bello, glorioso y maravilloso, despierto al crecimiento hacia una gran belleza, en cualidades que pertenecen a lo espiritual más que al aspecto material.

 Al leer Las Cartas de los Mahatmas no podemos evitar reconocer que para Ellos el tiempo no significa lo mismo que para nosotros en modo alguno.  El tiempo es realmente una ilusión.  Existe un vasto campo más allá del que conocemos, y podemos verlo aquí y ahora en el mundo físico.  La mente del ser humano es capaz de romper tales límites.  Eso es a lo que la Teosofía realmente nos conduce. Es una visión de las cosas, que lleva a la persona más allá de lo que conoce, hacia un estado diferente, y esto es parte de la tarea de ser pioneros que se espera que los teósofos asuman, toda nuestra actitud hacia la vida, como la de las personas que se están abriendo como un capullo para convertirse en una flor plena.







domingo, 25 de noviembre de 2012

Jiddu Krishnamurti y su plática en la Sociedad Teosófica. Año 1933.





Adyar, India, 1933

PRIMERA PLÁTICA EN ADYAR
Mr. Warrington, el presidente en ejercicio de la Sociedad Teosófica, tuvo la bondad de invitarme a venir a Adyar para ofrecer aquí algunas pláticas. He aceptado con mucho gusto su invitación y aprecio su amistad, la cual espero que continúe, aun cuando podamos diferir completamente en nuestras ideas y opiniones.

Confío en que todos ustedes escucharán sin prejuicios mis pláticas y que no pensarán que trato de atacar a su sociedad. Es completamente otra cosa lo que quiero hacer: quiero despertar el deseo por la verdadera investigación, y pienso que esto es todo cuanto un maestro puede hacer. Es todo cuanto quiero hacer. Si puedo despertar ese deseo en ustedes, he completado mi tarea, porque gracias a ese deseo adviene la inteligencia, esa inteligencia que está libre de todo sistema y de toda creencia organizada. Esta inteligencia está más allá de todo concepto de compromiso y falso amoldamiento. Así que, durante estas pláticas, aquéllos de ustedes que pertenecen a diversas sociedades o a grupos, tendrán la bondad de recordar que estoy muy agradecido a la Sociedad Teosófica y a su presidente en ejercicio por haberme invitado a venir aquí para hablar, y que no ataco a la Sociedad Teosófica. No estoy interesado en atacar. Pero sostengo que, mientras las organizaciones para el bienestar social del hombre son necesarias, las sociedades basadas en esperanzas y creencias religiosas, son nocivas. Por lo tanto, aunque pueda parecer que hablo con dureza, por favor, tengan presente que no ataco a ninguna sociedad en particular, sino que estoy contra todas estas falsas organizaciones que, aun cuando manifiesten ayudar al hombre, son en realidad un gran obstáculo y constituyen medios de constante explotación.

Cuando la mente está llena de creencias, ideas y conclusiones definidas a las cuales llama conocimientos y que se convierten en algo sagrado, entonces cesa el movimiento infinito del pensar. Es lo que ocurre con la mayoría de las mentes. Lo que llamamos conocimiento es meramente acumulación, impide el movimiento libre del pensar; no obstante, rendimos culto al así llamado conocimiento y nos aferramos a él. De esta manera, la mente queda enmarañada y enredada en el conocimiento. Sólo cuando la mente se libera de toda esta acumulación, cuando se libera de creencias, ideales, principios, recuerdos, existe un pensar creativo. Uno no puede desechar ciegamente la acumulación; sólo puede liberarse de ella cuando la comprende. Entonces hay pensamiento creativo, entonces hay un movimiento eterno. La mente ya no está separada de la acción.

Ahora bien, las creencias, los ideales, las virtudes y las ideas santificadas que ustedes persiguen y a las que llaman conocimiento, impiden el pensar creativo y, de tal modo, ponen fin a la continua maduración del pensamiento. Porque el pensamiento no implica seguir un surco particular de ideas establecidas, hábitos y tradiciones. El pensamiento es crítico, es una cosa aparte del conocimiento heredado o adquirido. Cuando uno acepta meramente ciertas ideas y tradiciones, no está pensando, hay un lento estancamiento. Ustedes me dicen: “Tenemos creencias, tenemos tradiciones, tenemos principios; ¿acaso no son correctos? ¿Debemos desembarazarnos de ellos?” No voy a decirles que deben desembarazarse o que no deben hacerlo. En realidad, la prontitud misma con que están dispuestos a aceptar la idea de que deben o no deben desembarazarse de estas creencias y tradiciones, les impide pensar; se encuentran ya en un estado de aceptación; por lo tanto, carecen de capacidad crítica.

Yo hablo a individuos, no a organizaciones o grupos de individuos. Hablo a cada uno de ustedes como individuo, no a un conjunto de personas que sostienen ciertas creencias. Si mi plática ha de tener algún valor para ustedes, traten de pensar por sí mismos, no con la conciencia grupal. No piensen en los términos con los cuales ya se han comprometido, porque son meramente formas sutiles de consuelo. Dicen: “Yo pertenezco a tal sociedad, a tal grupo. He hecho ciertas promesas a ese grupo y he aceptado de él ciertos beneficios. ¿Cómo puedo pensar aparte de estas condiciones y promesas? ¿Qué debo hacer?” Yo digo: No piensen en términos de compromisos, porque éstos les impiden pensar creativamente. Donde hay mera aceptación no puede haber un pensar libre, fluido y creativo; sólo este pensar es inteligencia suprema, felicidad. El así llamado conocimiento al que rendimos culto, por el cual, a fin de obtenerlo, nos esforzamos leyendo libros, impide el pensamiento creativo.

Pero porque yo diga que tal conocimiento y tal lectura impiden el pensar creativo, no se vuelvan inmediatamente a lo opuesto. No pregunten: “¿No debo leer en absoluto?” Hablo de estas cosas porque quiero mostrarles su significado intrínseco; no quiero instarles a que hagan lo opuesto.

Ahora bien, si la actitud de ustedes es de aceptación, viven con el temor al juicio crítico, y cuando surge la duda, como debe surgir, la destruyen esmerada y diligentemente. Sin embargo, es sólo mediante la duda, mediante el juicio crítico, que pueden llegar a la plena realización; y el propósito de la vida, como lo explicaré enseguida, es esa realización plena, no el acumular, el lograr cosas. La vida es un proceso de búsqueda, búsqueda no de un objetivo particular, sino de liberar la energía creativa, la inteligencia creativa en el hombre; es un proceso de movimiento eterno, no limitado por creencias, por conjuntos de ideas, por dogmas o por el así llamado conocimiento.

Por lo tanto, cuando hablo de juicio crítico, tengan la bondad de no ser prosélitos. Yo no pertenezco a sus sociedades, no sostengo opiniones e ideales. Estamos aquí para examinar, no para tomar partido. Por consiguiente, tengan la bondad de seguir imparcialmente lo que diga, y tomen partido -si es que deben hacerlo- después de que hayan concluido estas pláticas. El hecho de pertenecer a un grupo determinado les da un sentimiento de bienestar, de seguridad. Piensan que porque muchos de ustedes sostienen ciertas ideas o principios, por eso crecerán internamente. Pero por ahora traten de no tomar partido. Traten de no estar influidos por el grupo al que hoy pertenecen y traten también de no tomar partido por mí. Todo lo que tienen que hacer durante estas pláticas es examinar, ser críticos, dudar, descubrir, investigar, profundizar en los problemas que tienen ante sí.

Ustedes están acostumbrados a la oposición, no al juicio crítico. Cuando digo “ustedes”, no piensen, por favor, que hablo con una actitud de superioridad. Digo que no están acostumbrados al juicio crítico y esperan desarrollarse espiritualmente gracias a esta falta de espíritu crítico. Piensan que, mediante esta destrucción de la duda librándose de la duda, progresarán, porque eso es lo que les han presentado como una de las cualidades indispensables para el progreso espiritual; así es como son explotados. Pero en su esmerada destrucción de la duda, en su rechazo del espíritu crítico, han desarrollado meramente la oposición. Dicen: “Las Escrituras son mi autoridad en esto”, o “los Maestros han dicho tal cosa”, o “esto lo he leído”. En otras palabras, sostienen ciertas creencias, ciertos dogmas, ciertos principios con los cuales se oponen a cualquier situación nueva y conflictiva e imaginan que piensan, que son críticos, creativos. La posición de ustedes es como la de un partido político, que sólo actúa a base de oposición. Si son verdaderamente críticos, creativos, jamás ejercitarán la mera oposición; entonces se interesarán en realidades. Pero si su actitud es meramente la de oponerse, entonces la mente de ustedes no se encontrará con la mía; en consecuencia, no comprenderán lo que estoy tratando de comunicar.

Así, cuando la mente está habituada a la oposición, cuando ha sido cuidadosamente adiestrada -mediante la así llamada educación, mediante la tradición y la creencia, mediante los sistemas religiosos y filosóficos- a adquirir esta actitud de oposición, es natural que no tenga la capacidad de ejercer la crítica y de dudar verdaderamente. Pero si es que van ustedes a comprenderme, esto es lo primero que deben tener. Por favor no cierren sus mentes contra lo que estoy diciendo. El verdadero espíritu crítico es el deseo de descubrir. La facultad crítica existe solamente cuando desean descubrir el valor intrínseco de una cosa. Pero no están habituados a eso. Sus mentes han sido hábilmente adiestradas para atribuir valores a todo, pero mediante ese proceso jamás comprenderán el significado inherente de una cosa, de una experiencia o de una idea.

Así que, para mí, el verdadero espíritu crítico consiste en tratar de descubrir el valor intrínseco de la cosa misma y no en atribuir una cualidad a esa cosa. Ustedes atribuyen una cualidad al medio que los rodea, a una experiencia, sólo cuando desean obtener algo de ello, cuando desean ganar algo o tener poder o felicidad. Esto destruye el verdadero espíritu crítico. La atribución de valores pervierte el deseo y, por lo tanto, no pueden ver claramente. En vez de tratar de ver la flor en su original y total belleza, la miran a través de vidrios de colores; en consecuencia, jamás pueden verla tal como es.

Si quieren vivir, disfrutar, apreciar la inmensidad de la vida, si realmente quieren comprenderla, no sólo repetir como loros lo que les han enseñado, lo que inculcaron dentro de ustedes, entonces su primera tarea es eliminar las corrupciones en que se encuentran enredados. Les aseguro que ésta es una de las tareas más difíciles, porque estas corrupciones forman parte del adiestramiento, de la educación que les impartieron, y es muy difícil desprenderse de eso.

La actitud crítica requiere que estemos libres de la idea de oposición. Por ejemplo, ustedes me dicen: “Nosotros creemos en los Maestros; usted no. ¿Qué tiene que decir a esto?” Y bien, ésa no es una actitud crítica, es una actitud infantil por favor, no piensen que hablo con dureza-. Estamos discutiendo si ciertas ideas son fundamental e intrínsecamente genuinas, no si ustedes han ganado algo gracias a estas ideas; porque lo que han ganado pueden ser meramente corrupciones, prejuicios.

Mi propósito durante esta serie de pláticas es despertar en ustedes su propia capacidad crítica, de modo que los maestros lleguen a serles innecesarios, que no sientan la necesidad de asistir a conferencias, a sermones, que comprendan por sí mismos lo que es verdadero y vivan de una manera completa. El mundo será un lugar más feliz cuando ya no haya más maestros espirituales, cuando el hombre ya no sienta que debe predicarle a su prójimo. Pero ese estado puede acaecer sólo cuando ustedes, como individuos, estén de verdad despiertos, cuando duden muchísimo, cuando realmente hayan comenzado a cuestionar en medio del dolor. Ahora han dejado de sufrir. Han sofocado sus mentes con explicaciones, con conocimientos, han endurecido sus corazones. No se interesan en los sentimientos, sino en las creencias, en las ideas, en la santidad del así llamado conocimiento; por lo tanto, son estériles, han dejado de ser seres humanos, son máquinas.

Veo que sacuden la cabeza. Si no están de acuerdo conmigo, mañana formúlenme preguntas. Escriban sus preguntas y entréguenmelas; yo las contestaré. Pero esta mañana voy a hablar y espero que sigan lo que tengo que decir.

En la vida no hay sitio para el descanso. El pensamiento no tiene lugar de reposo. Pero ustedes buscan un lugar así. En sus múltiples creencias, religiones, han buscado un lugar de reposo semejante, y en esta búsqueda han dejado de ser críticos, de fluir con la vida, de disfrutar, de vivir exquisita y ricamente.

Como he dicho, la verdadera búsqueda que es diferente de buscar con un objetivo o de buscar ayuda o de perseguir una ganancia se deriva en la comprensión del, valor intrínseco de la experiencia. La verdadera búsqueda es como el movimiento rápido del río, y en este movimiento hay comprensión, un devenir eterno. Pero la búsqueda de una guía da meramente como resultado un alivio momentáneo, el cual implica la multiplicación de los problemas y un incremento en las soluciones de los mismos. ¿Qué es, entonces, lo que están buscando? ¿Cuál de estas cosas desean? ¿Desean investigar, descubrir, o desean encontrar ayuda, una guía? Casi todos desean ayuda, un alivio momentáneo del sufrimiento; quieren curar los síntomas antes que encontrar la causa del sufrimiento. “Estoy sufriendo”, dicen, “déme un método que me libre de sufrir”. O dicen: “El mundo está en una condición caótica. Dénos un sistema que resuelva los problemas del mundo, que genere orden”.

Así, la mayoría de ustedes está buscando un alivio transitorio, un refugio transitorio; no obstante, llaman a eso la búsqueda de la verdad. Cuando hablan de servicio, de comprensión, de sabiduría, están pensando meramente en términos de bienestar. En tanto sólo deseen aliviar el conflicto, la lucha, la disensión, el caos, el sufrimiento, son como un médico que trata sólo con los síntomas de una enfermedad. En tanto se interesen meramente en encontrar consuelo, no existe una verdadera búsqueda.

Ahora seamos completamente francos. Si somos de verdad francos, podemos llegar lejos. Admitamos que todo cuanto estamos buscando es seguridad, alivio; ustedes buscan estar seguros ante el cambio constante, buscan un alivio al dolor. A causa de que se sienten insuficientes, dicen: “Por favor, déme suficiencia”. Así, lo que llaman búsqueda de la verdad, es un intento de hallar alivio al dolor, lo cual nada tiene que ver con la realidad. En esas cosas somos como niños. En momentos de peligro corremos hacia nuestra madre, siendo esa madre la creencia, el gurú, la religión, la tradición, el hábito. Aquí encontramos refugio y, por esto, nuestras vidas son vidas de constante imitación, sin que jamás haya un momento de comprensión plena.

Ahora bien, quizás estén de acuerdo con mis palabras y digan: “Usted tiene mucha razón: no estamos buscando la verdad, sino alivio, y ese alivio resulta momentáneamente satisfactorio”. Si están satisfechos con esto, no hay nada más que decir. Si sostienen esa actitud puedo, con igual razón, no decir una sola cosa más. Pero, ¡gracias a Dios!, no todos los seres humanos sostienen esa actitud. No todos han alcanzado el estado de sentirse satisfechos con sus propias pequeñas experiencias que llaman conocimientos y en las cuales se estancan.

Cuando ustedes dicen: “Estoy buscando”, implican que están buscando lo desconocido. Desean lo desconocido, y ése es el objeto de su búsqueda. A causa de que lo conocido es para ustedes terrible, insatisfactorio, vano y conduce al dolor, anhelan descubrir lo desconocido y, de aquí, las preguntas: “¿Qué es la verdad? ¿Qué es Dios?” De esto surge la pregunta: “¿Quién me ayudará a lograr la verdad?” En ese intento mismo de hallar la verdad, de encontrar a Dios, ustedes crean a los gurús, a los maestros, quienes se convierten en sus explotadores.

Por favor, no se ofendan por mis palabras, no prejuzguen contra lo que estoy diciendo y no piensen que me dejo llevar por mi pasatiempo favorito. Sólo les muestro la causa de que sean explotados; esa causa es su búsqueda de una meta, de un objetivo. Cuando comprendan la falsedad de la causa, esa comprensión los liberará. No les pido que sigan mis enseñanzas, porque si lo que desean es comprender la verdad, no pueden seguir a nadie; si desean comprender la verdad, tienen que permanecer completamente solos.

¿Cuál es una de las cosas más importantes en las que se interesan al buscar lo desconocido? “Dígame qué hay del otro lado”, piden, “dígame qué le ocurre a una persona después de la muerte”. A la respuesta a tales preguntas, la llaman conocimiento. Así, cuando indagan en lo desconocido, encuentran a una persona que les ofrece una explicación satisfactoria de ello, y entonces se amparan en esa persona o en la idea que tal persona les da. Por consiguiente, esa persona o esa idea se convierte en el explotador de ustedes, y ustedes mismos son los responsables de esa explotación, no el hombre o la idea que los explota. De tal indagación en lo desconocido nace la idea de un gurú que habrá de conducirnos hacia la verdad. De una indagación así surge la confusión respecto a lo que es la verdad, porque, en nuestra búsqueda de lo desconocido, cada maestro, cada guía, nos ofrece una explicación de lo que es la verdad, y esa explicación depende, obviamente, de sus propios prejuicios, de sus propias ideas; pero por intermedio de esa enseñanza esperan ustedes aprender qué es la verdad. La búsqueda de lo desconocido es, entonces, meramente un escape. Cuando conozcan la verdadera causa, cuando comprendan lo conocido, entonces no indagarán en lo desconocido.

La persecución de la multiplicidad y diversidad de ideas acerca de la verdad, no reditúa comprensión. Ustedes se dicen: “Voy a escuchar a este maestro, luego escucharé a algún otro y después a otro más, y así aprenderé de cada uno de ellos los diversos aspectos de la verdad”. Pero mediante este proceso jamás comprenderán. Todo cuanto hacen es escapar; tratan de encontrar lo que les ofrece la mayor satisfacción, y a aquél que les brinda la más grande de ellas, lo estiman como su gurú, el ideal, la meta. De este modo, ha cesado la búsqueda de la verdad.

Ahora bien, no piensen que el hecho de mostrarles la futilidad de esta búsqueda, es mero ingenio de mi parte; les explico la causa de la explotación que en todo el mundo tiene lugar en nombre de la religión, en nombre del gobierno, en nombre de la verdad.

Lo desconocido no les concierne. Cuídense del hombre que describe para ustedes lo desconocido, la verdad o a Dios. Tal descripción de lo desconocido les ofrece un escape; además, la verdad desafía toda descripción. En ese escape no hay comprensión, no hay plenitud de realización. Sólo hay rutina y deterioro. La verdad no puede ser explicada ni descrita. Es. Yo digo que existe una belleza que no puede ser expresada en palabras; si lo fuera, se destruiría, dejaría de ser la verdad. Pero uno no puede conocer esta belleza, esta verdad, preguntando acerca de ella; sólo puede conocerla cuando ha comprendido lo conocido, cuando ha captado la plena significación de lo que tiene por delante.

Así que estamos buscando constantemente escapar, y a estos intentos de escape los dignificamos con diversos nombres espirituales, con palabras altisonantes; estos escapes nos satisfacen momentáneamente, o sea, hasta que sopla la siguiente tormenta de sufrimiento y se lleva nuestro refugio.

Entonces, descartemos esto desconocido e interesémonos en lo conocido. Desechen por el momento sus creencias, su esclavitud a las tradiciones, su dependencia respecto de su Bhagavad Gita, de sus Escrituras, de sus Maestros. Yo no ataco sus creencias favoritas, sus sociedades favoritas; les estoy explicando que, si quieren comprender la verdad de lo que digo, tienen que tratar de escuchar sin prejuicios.

Por medio de nuestros diversos sistemas de educación, que pueden ser la enseñanza universitaria o el seguimiento de un gurú o la dependencia respecto del pasado en la forma de una tradición o un hábito, sistemas que crean insuficiencia en el presente, por medio de estos sistemas de educación hemos sido alentados a obtener y adorar el éxito. Todo nuestro sistema de pensamiento, así como toda nuestra estructura social, se basan en la idea de la ganancia. Acudimos al pasado porque no podemos comprender el presente. Para comprender el presente, que es la experiencia, la mente debe descargarse de las tradiciones y los hábitos del pasado. En tanto nos abrume el peso del pasado, no podemos captar plenamente el perfume de una experiencia. Por consiguiente, en tanto haya búsqueda de ganancia, tiene que haber insuficiencia. No es mera suposición hipotética de mi parte afirmar que todo nuestro sistema de pensamiento se basa en la ganancia; es un hecho. Y la idea central de toda nuestra estructura social es la ganancia, el logro, el éxito.

Pero por el hecho de que yo haya dicho que la persecución de esta idea de ganancia no se deriva en un vivir completo, no vayan ahora a pensar en términos de lo opuesto. No digan: “¿No debemos buscar? ¿No debemos ganar? ¿No debemos triunfar?” Esto muestra un pensar muy limitado. Lo que quiero que hagan es cuestionar la idea misma de ganancia. Como he dicho, toda la estructura social, económica y la así llamada estructura espiritual de nuestro mundo se basan en esta idea central de la ganancia: obtener ganancia de la experiencia, del vivir, de los maestros. Y, a causa de esta idea de la ganancia, cultivamos gradualmente en nosotros la idea del temor, porque en nuestra búsqueda de ganancia siempre tenemos miedo a la pérdida. Así, teniendo este miedo a la pérdida, este miedo de perder una oportunidad, crean ustedes al explotador, ya sea el hombre que los guía moralmente, espiritualmente, o una idea a la cual se aferran. Tienen miedo y desean valor; por lo tanto, el valor se convierte en el explotador de ustedes. Una idea se convierte en el explotador.

El intento de lograr, de ganar, es para ustedes meramente una huida, un escapar de la inseguridad. Cuando hablan de ganar, están pensando en la seguridad; y después de establecer la idea de seguridad, quieren encontrar un método de obtener y conservar esa seguridad. ¿No es así? Si consideran la vida que llevan, si la examinan críticamente, encontrarán que se basa en el temor. Están siempre atentos a la ganancia; y, después de averiguar cuáles son sus seguridades, después de establecerlas como sus ideales, recurren a alguien que les ofrece un método, un plan por el cual lograr y defender sus ideales. Por lo tanto, dicen: “A fin de lograr esa seguridad, debo comportarme de cierta manera, debo perseguir la virtud, debo servir y obedecer, debo seguir a los gurús, a los maestros y los sistemas; debo estudiar y practicar a fin de obtener lo que deseo”. En otras palabras, dado que el deseo de ustedes es de seguridad, encuentran explotadores que les ayudarán a obtener lo que desean. De este modo ustedes, como individuos, establecen religiones para que les sirvan como patrones de una conducta convencional; causa del miedo a la pérdida, del miedo a verse privados de algo que desean, aceptan esas guías y esos ideales que las religiones ofrecen.

Ahora bien, habiendo establecido sus ideales religiosos, que son en realidad sus seguridades, deben tener formas particulares de conducta, prácticas, ceremoniales y creencias, a fin de alcanzar esos ideales. Al tratar de llevarlas a la práctica, surge la división en el pensamiento religioso, la cual se deriva en cismas, sectas, credos. Usted tiene sus creencias y el otro tiene las suyas; usted se aferra a su forma particular de religión y el otro a la suya; usted es cristiano, otro es mahometano, otro es hindú. Así es como tienen ustedes estas discusiones y discriminaciones religiosas, pero, no obstante, hablan de amor fraternal, de tolerancia, de unidad no dicen que tiene que haber uniformidad de pensamientos e ideas-. La tolerancia de la que hablan es tan sólo una hábil invención de la mente; esta tolerancia indica nada más que el deseo de aferrarse a sus propias idiosincrasias, a sus propias ideas limitadas y a sus prejuicios, permitiendo que el otro persiga los suyos. En esta tolerancia no hay diversidad inteligente, sino sólo una especie de superior indiferencia. Esta tolerancia contiene en sí una absoluta falsedad. Ustedes dicen: “Continúe a su propio modo y yo continuaré al mío; pero seamos tolerantes, fraternales”. Cuando hay verdadera fraternidad, amistad, cuando hay amor en nuestro corazón, no hablamos de tolerancia. Sólo cuando nos sentimos superiores en nuestra certidumbre, en nuestra posición, en nuestro conocimiento, sólo entonces hablamos de tolerancia. Somos tolerantes sólo cuando hay discriminación. Cuando cese la discriminación, no hablarán de tolerancia. Entonces no hablarán de hermandad porque serán hermanos en el corazón.

Así ustedes, como individuos, establecen diversas religiones que actúan como su seguridad. Ningún maestro ha establecido estas religiones organizadas y explotadoras. Son ustedes los que, a causa de su inseguridad, de su confusión, de su falta de comprensión, han creado las religiones como guías. Entonces, después de haber establecido las religiones, buscan y escogen a sus gurús e instructores, escogen a los Maestros para que los ayuden.

No piensen que estoy tratando de atacar su creencia favorita; simplemente establezco hechos, no para que los acepten, sino para que los examinen, para que los sometan a un juicio crítico y los verifiquen.

Usted tiene su Maestro y otro tiene su guía particular; usted tiene su salvador y otro tiene el suyo. A causa de una división así del pensamiento y la creencia, crecen la contradicción y el conflicto de méritos entre diversos sistemas. Estas disputas ponen al hombre contra el hombre; pero puesto que hemos intelectualizado la vida, ya no pelearnos abiertamente, tratamos de ser tolerantes.

Por favor, reflexionen sobre lo que estoy diciendo. No acepten ni rechacen meramente mis palabras. Para examinar imparcialmente, críticamente, deben poner de lado sus prejuicios e idiosincrasias y abordar abiertamente toda la cuestión.

En todo el mundo, las religiones han separado a los hombres. Individualmente, cada cual busca su propia pequeña seguridad y se interesa en su propio progreso; individualmente, cada cual busca crecer, expandirse, triunfar, lograr, y así acepta a cualquier maestro que le ofrezca ayudarlo en su progreso y crecimiento. Y, como resultado de esta actitud de aceptación, han cesado el espíritu crítico y la verdadera investigación. Se ha instalado el estancamiento. Aunque se muevan a lo largo de un surco estrecho de pensamiento y de vida, ya no hay un verdadero pensar ni un vivir pleno, sino sólo una reacción defensiva. Mientras la religión mantenga separados a los hombres, no puede haber hermandad, no más de lo que puede haberla en tanto haya nacionalidades, las cuales siempre tienen que causar, por fuerza, conflicto entre los hombres.

La religión con sus creencias, disciplinas, atractivos, sus esperanzas y castigos, los fuerza a una conducta virtuosa, los fuerza a ser fraternales, a amar. Y, puesto que se los obliga a ello, o bien obedecen a la autoridad externa que lo establece, o lo cual viene a ser la misma cosa- comienzan a desarrollar su propia autoridad interna como reacción contra la externa, y después la siguen. Donde hay una creencia, donde existe el seguimiento de un ideal, no puede haber un vivir completo. La creencia indica la incapacidad de comprender el presente.

Ahora no acudan a lo opuesto diciendo: “¿No debemos tener creencias? ¿No debemos tener ideales en absoluto?” Yo simplemente les estoy mostrando la causa y naturaleza de la creencia. Debido a que no pueden comprender el veloz movimiento de la vida, a que no pueden captar la significación de su rápido fluir, piensan que la creencia es necesaria. En su dependencia de la tradición, de los ideales, de las creencias, de los Maestros, no viven en el presente, el cual es lo eterno.

Puede que muchos de ustedes piensen que lo que digo es negativo. No lo es, porque cuando uno ve realmente lo falso, comprende lo verdadero. Todo cuanto estoy tratando de hacer es mostrarles lo falso para que puedan descubrir lo verdadero. Esto no es negación. Por el contrario, este despertar de la inteligencia creativa es la única ayuda positiva que puedo darles. Pero ustedes no consideran positivo eso; probablemente me llamarían positivo sólo si les diera una disciplina, un curso de acción, un nuevo sistema de pensamiento. Pero hoy no podemos avanzar más lejos en esta cuestión. Si mañana o los días subsiguientes van a querer formular preguntas acerca de esto, trataré de contestarlas.

Los individuos han creado la sociedad agrupándose entre ellos con fines de ganancia, pero esto no produce verdadera unidad. Esta sociedad se convierte en su prisión, en su molde; no obstante, cada individuo quiere libertad para crecer, para triunfar. Así, cada uno se convierte en explotador de la sociedad y la sociedad, a su vez, lo explota. La sociedad se convierte en el ápice de su deseo, y el gobierno en el instrumento para llevar a cabo ese deseo al conferir honores a aquéllos que tienen el mayor poder de poseer, de ganar. La misma actitud estúpida existe en la religión; la autoridad religiosa considera al hombre que se ha ajustado enteramente a su dogma y a sus creencias, una persona verdaderamente espiritual. Confiero honores al hombre que posee virtud. Así, en nuestro deseo de poseer y otra vez no hablo en términos de opuestos, antes bien, estoy examinando la cosa misma que da origen al deseo de posesión-, en nuestra búsqueda de posesión, creamos una sociedad de la cual nos volvemos, inconscientemente, esclavos. Nos convertimos en piezas de esa maquinaria social, aceptando todos sus valores, sus tradiciones, esperanzas, anhelos y sus ideas establecidas, porque hemos creado la sociedad y ésta nos ayuda a obtener lo que deseamos. Por lo tanto, el orden establecido, ya sea del gobierno o de la religión, pone fin a la investigación, a la búsqueda, a la duda. En consecuencia, cuanto más nos unimos en nuestras múltiples posesiones, más tendemos a volvernos nacionalistas.

Después de todo, ¿qué es una nación? Es un grupo de individuos que viven juntos con propósitos de conveniencia económica y defensa propia, y que explotan a unidades similares. No soy un economista, pero esto es un hecho obvio. De este espíritu adquisitivo emana la idea de “mi familia”, “mi casa”, “mi país”. En tanto exista esta condición posesiva, no puede haber hermandad o verdadero internacionalismo. Las fronteras de ustedes, sus costumbres, sus barreras arancelarias, sus tradiciones, sus creencias, sus religiones están separando al hombre del hombre. Esta mentalidad de ganancia, este espíritu separativo, este deseo de estar a salvo, de tener seguridad, ¿qué es lo que han creado? Han creado las nacionalidades. Y donde hay nacionalismo tiene que haber guerra. Es función de las naciones prepararse para la guerra; de lo contrario, no pueden ser verdaderas naciones.

Eso es lo que está sucediendo en todo el mundo, y nos encontramos al borde de otra guerra. Todos los periódicos defienden el nacionalismo y el espíritu de separación. ¿Qué se dice en casi todos los países, en América, en Inglaterra, en Alemania, en Italia? Dicen: “Primero nosotros y nuestra seguridad individual, después consideremos al mundo”. Parece que no nos damos cuenta de que estamos todos en el mismo bote. Los pueblos ya no pueden estar separados como lo estuvieron siglos atrás. No debemos pensar en términos de separación, pero insistimos en pensar desde el punto de vista nacionalista o de conciencia de clase porque seguimos aferrándonos a nuestras posesiones, a nuestras creencias. El nacionalismo es una enfermedad, no puede producir unidad en el mundo ni unidad en el hombre. No podemos lograr la salud por medio de la enfermedad; primero debemos librarnos de la enfermedad. La educación, la sociedad, la religión contribuyen a mantener separadas a las naciones, porque cada una busca crecer individualmente, busca ganar, explotar.

Ahora bien, a causa de este deseo de crecer, de ganar, de explotar, damos origen a innumerables creencias creencias que conciernen a la vida después de la muerte, a la reencarnación, a la inmortalidad y encontramos personas dispuestas a explotarnos, gracias a nuestras creencias. Por favor, entiendan que al decir esto no me estoy refiriendo a ningún líder o maestro en particular; no estoy atacando a ninguno de sus líderes. Atacar a cualquiera es pura pérdida de tiempo. No me interesa atacar a ningún líder, tengo algo más importante que hacer en la vida. Quiero actuar como un espejo para que puedan ver claramente las corrupciones y engaños que existen en la sociedad, en la religión.

Toda nuestra estructura social e intelectual se basa en la idea de la ganancia, del logro; y cuando la mente y el corazón están atrapados en la idea de la ganancia, no puede haber un verdadero vivir, la vida no puede fluir libremente. ¿No es así? Si constantemente se ocupan del futuro, de un logro, de una ganancia, de una esperanza, ¿cómo pueden ustedes vivir por completo en el presente? ¿De qué modo pueden actuar inteligentemente como seres humanos? ¿Cómo pueden pensar y sentir en la plenitud del presente, cuando tienen siempre los ojos puestos en el distante futuro? Nuestra religión, nuestra educación, nos convierten en seres sumamente insignificantes y, siendo conscientes de esa completa insignificancia, anhelamos ganar, triunfar. De este modo, seguimos constantemente a maestros, gurús, sistemas.

Si realmente comprenden esto, actuarán; no sólo lo discutirán intelectualmente. En su persecución de la ganancia, ustedes pierden de vista el presente. Depositan su seguridad en el pasado y, de ese modo, no comprenden plenamente la experiencia inmediata. Esa experiencia deja una cicatriz, un recuerdo que resulta del carácter incompleto de tal experiencia, y de esa creciente insuficiencia se desarrolla la conciencia del “yo”, el ego. Las divisiones que ustedes hacen del ego no son sino el refinamiento superficial del egocentrismo en su búsqueda de ganancia. Intrínsecamente, en ese carácter incompleto de la experiencia, en ese recuerdo, tiene sus raíces el ego. Por mucho que pueda crecer, expandirse, siempre retendrá el centro de la conciencia personal. Así, cuando ustedes buscan la ganancia, el éxito, cada experiencia incremento la conciencia egocéntrico. Pero discutiremos esto en otra oportunidad. En esta plática quiero presentar lo más que pueda mi pensamiento, así, en las pláticas siguientes tendrá tiempo de responder a las preguntas que deseen formular.

Cuando la mente está atrapada en el pasado o en el futuro, no puede comprender el significado de la experiencia presente. Esto es obvio. Cuando uno se ocupa de la ganancia, no puede comprender el presente. Y dado que ustedes no comprenden el presente, que es la experiencia, ésta deja su cicatriz, su insuficiencia en la mente. Uno no queda libre de esa experiencia. Esta falta de libertad, de plenitud, crea la memoria, y el aumento de esa memoria no es sino la conciencia egocéntrico, el ego. Así, cuando decimos: “Recurramos a la experiencia para que nos dé libertad”, lo que en realidad hacemos es aumentar, intensificar, expandir esa conciencia egocéntrico, ese ego, porque tenemos la vista puesta en la ganancia, en la acumulación, como medios para lograr la felicidad, para realizar la verdad.

Después de haber establecido en nuestra mente la conciencia del “yo”, la mente alimenta esa conciencia, y de ahí surge la cuestión de si viviremos o no después de la muerte, si podemos abrigar esperanzas en la reencarnación. Ustedes quieren saber categóricamente si la reencarnación es un hecho. En otras palabras, utilizan la idea de la reencarnación como un medio de postergación, y en eso encuentran consuelo. Dicen: “Mediante el progreso ganaré comprensión; lo que no he comprendido hoy lo comprenderé mañana. Por lo tanto, asegúreme que la reencarnación es verdadera”.

De ese modo, nos aferramos a esta idea del progreso, a esta idea de ganar más y más hasta llegar a la perfección. Eso es lo que ustedes llaman progreso, adquirir más y más, acumular más y más. Pero para mí, la perfección es realización plena y total, no esta acumulación progresiva. Ustedes usan la palabra progreso para indicar acumulación, ganancia, logro; es la idea fundamental que tienen del progreso. Pero la perfección no se encuentra por medio del progreso; es plenitud de realización. La perfección no se realiza mediante la multiplicación de experiencias, sino que es la realización plena en la experiencia, en la acción misma. El progreso aparte de esta plenitud de realización conduce a la completa superficialidad.

Un sistema así de escape es el que prevalece hoy en el mundo. La teoría de la reencarnación que ustedes sustentan, torna al hombre cada vez más superficial; basándose en ella dice: “Dado que no puedo realizarme hoy, lo haré en el futuro”. Si no pueden realizarse en esta vida, encuentran consuelo en la idea de que siempre hay una próxima vida. De esto surge la indagación en el más allá, y la idea de que el hombre que ha adquirido el súmmum del conocimiento el cual no es sabiduría alcanzará la perfección. Pero la sabiduría no es el resultado de la acumulación, la sabiduría no es posesión; la sabiduría es espontánea, inmediata.

En tanto la mente está escapando de la vacuidad por medio de la ganancia, esa vacuidad aumenta, y ustedes no tienen un solo día, ni un instante en el que puedan decir: “He vivido”. Sus acciones son siempre incompletas en su realización y, por esto, buscan continuar. ¿Qué es lo que ha sucedido a causa de este deseo? Nos hemos vuelto más y más vacuos, más y más superficiales, irreflexivos, carentes de espíritu crítico. Aceptamos al hombre que nos ofrece consuelo, seguridad, y cada uno de nosotros, como individuo, ha hecho de ese hombre su explotador. Nos hemos convertido en sus esclavos, esclavos de su sistema, de sus ideales. En esta actitud de aceptar no hay realización plena, sino postergación. En consecuencia, necesitan la idea de la propia continuidad, la creencia en la reencarnación, y de ello surge la idea de progreso, de acumulación. En nada de lo que hacen hay armonía, significación, porque están pensando constantemente desde el punto de vista de la ganancia. Consideran la perfección como un objetivo, no como la realización misma.

Como he dicho, la perfección radica en la comprensión, en comprender por completo el significado de una experiencia; y esa comprensión es realización plena, la cual es inmortalidad. Por lo tanto, tiene que haber conciencia plena de nuestra acción en el presente. El incremento de la conciencia egocéntrico se origina en la superficialidad de la acción y en la incesante explotación, que empieza con las familias, los maridos, las esposas, los hijos, y se extiende a la sociedad, a los ideales, a la religión, porque todo eso se basa en esta idea de la ganancia. Lo que en realidad persiguen es su propia codicia, aunque puedan ser inconscientes de ello y de la explotación. Quiero dejar en claro que sus religiones, sus creencias, sus tradiciones, su autodisciplina se basan en esta idea de la ganancia. No son sino incitaciones, alicientes para una conducta virtuosa, y de ellas emanan el explotador y el explotado. Si están persiguiendo su codicia, persíganla conscientemente, no hipócritamente. No digan que buscan la verdad, porque la verdad no llega de este modo.

Entonces, esta idea de crecer más y más es, para mí, falsa, porque lo que crece no es eterno. ¿Alguna vez se ha demostrado que cuanto más tienen más comprenden? En teoría podría ser así, pero en la realidad no lo es. Un hombre aumenta sus propiedades y se encierra en ellas; otro aumenta sus conocimientos y éstos lo atan. ¿Cuál es la diferencia? Este proceso de crecimiento acumulativo es superficial, falso desde el comienzo mismo, porque aquello que es capaz de crecer no es eterno. Es una ilusión, una falsedad que no contiene en sí nada que sea verdadero. Pero si persiguen esta idea del crecimiento acumulativo, persíganla con la totalidad de la mente y del corazón. Entonces descubrirán cuán superficial, vana y artificial es esa idea. Y cuando perciban que es falsa, entonces conocerán la verdad. Nada necesita sustituir lo falso. Entonces ustedes ya no buscan la verdad en sustitución de lo falso; porque en la percepción directa lo falso ya no existe. Y en esa comprensión está lo eterno. Entonces hay felicidad, inteligencia creativa. Entonces vivirán naturalmente, completamente, como la flor; y en eso hay inmortalidad.
29 de diciembre de 1933.