sábado, 26 de octubre de 2013

Aventuras en la Teosofía




GEORGE S. ARUNDALE

Extractos de Aventuras en la Teosofía del Dr. George S. Arundale, Presidente de la Sociedad Teosófica de 1934 a 1945.

Expándete por los Reinos de la Naturaleza

   Ningún miembro de la Sociedad Teosófica está listo para un estudio más profundo hasta que, y a menos que, tenga conocimiento teosófico de los Reinos de la Naturaleza. Él debe ampliar y llevar a cabo el primer Objetivo de la Sociedad Teosófica trayendo dentro de su comprensión una percepción de lo que es la fraternidad del reino mineral, vegetal, animal y humano. Debe saber algo definitivo sobre estos reinos, no meramente desde el punto de vista de la información real que se transmite en la literatura teosófica, sino también por su propia expansión de consciencia individual en el reino de referencia.

   Debemos ser capaces de sentarnos junto al mar o junto a una montaña, o cerca de rocas, piedras y tierra, y poder proyectar nuestro espíritu en ellos de modo que, poco a poco, después de muchas pruebas, esfuerzos y fracasos podamos entrar en el espíritu de la roca, del mar, de la tierra, de la montaña. De este modo, además de nuestro conocimiento teosófico (que es una introducción muy buena a esta expansión de consciencia) y llevándolo a cabo, unificamos nuestra consciencia por una serie de experimentos con el reino particular con el que estamos en ese momento.



Contacta los Reyes de cada reino

   Deberíamos intentar expandir nuestra consciencia de modo que nos unamos con el espíritu de los reyes de cada reino. Por ejemplo, podemos entrar en el espíritu de las piedras preciosas del reino mineral, el rubí, el zafiro, el diamante, el ópalo, la esmeralda, cualquier piedra preciosa que nos atraiga especialmente. No hay nada más delicado, más expansivo, que sostener una piedra preciosa en la mano, particularmente si el hombre no ha alterado la piedra poniéndola en algún soporte absurdo. Si nosotros mismos podemos perdernos al sostener una piedra preciosa en la palma de la mano, podemos entrar en el espíritu de ese reinado porque estamos contactando al rey del reino.

   Es lo mismo con el reino vegetal. Tomemos nuestro árbol Banyano, que está más evolucionado que los otros banyanos. Esto es natural cuando pensamos en los grandes seres que se han reunido en esta atmósfera. Podemos entrar en el espíritu del reino vegetal por medio de ese árbol, como podemos hacerlo en el espíritu del reino mineral por medio de una piedra preciosa. La piedra, el árbol, son un Ábrete Sésamo para los reinos a los que pertenecen. Podemos hacer lo mismo con el reino animal.



Ponte en afinidad con la Voz del Silencio

   Pero esto no es todo. No es suficiente para el estudiante durante sus primeros años en la Teosofía tener estas relaciones con los diferentes reinos de la Naturaleza, y menos aún con el reino humano. También debería ponerse en afinidad con la voz del Silencio. ¡Si pudiéramos relacionarnos con la voz del Silencio del crecimiento, como se puede oír en todas partes, aunque tal vez mejor en momentos particulares o de algún modo especial! Me preocupa, especialmente en India, donde todos han sido criados sin excepción con el sistema occidental de educación, o se han sometido a todo el sistema occidental en su carrera profesional, que haya muy pocos que realmente puedan corresponder con la naturaleza, que puedan comprender lo que es la naturaleza, y puedan oír la voz del Silencio del crecimiento.

   No sabemos mucho sobre la ciencia del Silencio, porque siempre estamos ocupados haciendo algo. Estamos ocupados todo el día corriendo de un lado a otro, yendo de un lugar a otro, leyendo esto o aquello, que no nos queda tiempo para ser. Sin embargo por mucho que podamos leer o saber con la mente, es poco comparado con ser, con la construcción de las Realidades de la Vida en el YO Eterno que nunca perdemos incluso cuando entramos en el mundo celestial. Cuando pasamos por el valle de la sombra de la muerte, el cuerpo físico se desintegra, y el etérico, el astral y el mental se disgregan antes o después. Incluso el cuerpo mental superior se puede descomponer y, si el estudiante teosófico ha penetrado durante su vida en las profundidades de la Teosofía y no se ha conformado meramente con superficialidades, vivirá en el mundo celestial más allá de las regiones superiores de la mente. La mente, las emociones y el cuerpo físico se habrán ido. Es el cuerpo Eterno el que debemos aprender a construir con la ayuda de la mente, las emociones y el cuerpo físico, pero sólo con su ayuda.

   A veces me pregunto cuántos miembros de la Sociedad Teosófica construyen sus propios vehículos eternos con la materia de lo Eterno. Podemos tener un miembro que sabe mucho de Teosofía, puede citar toda la literatura clásica, y sin embargo su crecimiento espiritual real puede ser comparativamente pequeño.

domingo, 20 de octubre de 2013

Descubrirse a sí mismo

DESDE LA ATALAYA


Radha Burnier

Descubrirse a sí mismo

 

Entre las muchas ilusiones que afligen a los seres humanos, y que pueden tener consecuencias mucho más serias que otras, está la idea de que yo me conozco a mí mismo.  Millones de seres humanos creen que se conocen.  ¿Pero qué es lo que realmente conocemos?

Aunque algunos de nosotros reconocemos la importancia de adquirir autoconocimiento, aún nos relacionamos en la vida diaria como si ya nos conociéramos.  Por consiguiente consideremos cuidadosamente qué conocemos de nosotros mismos.  Tal vez cada uno conoce parcialmente la propia historia de su vida: en dónde nací, quiénes son mis padres, cuándo fui a la escuela, qué he logrado en mi vida, quiénes son mis amigos o quién me admira.  Podemos añadir también lisonjeros detalles a esta biografía.  Porque tenemos alguna información, pensamos que nos conocemos.  La gente incluso declara con orgullo, ‘Yo sé quién soy’ y ‘Sé qué soy’.  Cuando una persona tiene éxito en la vida, la idea de que se conoce crece con más fuerza.

Cuando éramos bebés o infantes no nos conocíamos en lo más mínimo.  Mi hermano menor cuando era un niño pequeño, que apenas comenzaba a hablar, siempre se refería a sí mismo como papa, que significa ‘bebé’ en nuestro idioma, y se consideraba un bebé entre muchos otros bebés, que también se llamaban papa.  Pero de alguna manera más tarde adquirimos identidad propia.

Aparte de algunos conceptos acerca de nuestra carrera o nuestros logros, ¿qué conocemos realmente, viendo esto desde el punto de vista del sentido común? Una gran parte de la sensación que tenemos de conocernos está basado en la relación con nuestro propio cuerpo físico, tal vez después de vernos muchas veces en el espejo: soy alto o bajo, me estoy quedando calvo o tengo abundante cabello.

Así el cuerpo,  con sus necesidades, deseos y demandas, juega un papel muy importante en la vida de la mayoría de los seres humanos.  Pero incluso lo que pensamos que conocemos acerca de nuestra apariencia puede no coincidir con lo que piensan los demás. Alguien puede creer: ‘Soy muy bien parecido’, mientras otras personas piensan de otra manera.  Una dama de Vietnam que llegó a Adyar hace algunos años, comentó: ´La gente aquí luce muy fea; ¡tienen una nariz tan larga!  Algunos pueden sentirse orgullosos de una nariz aguileña, ¡pero ella pensaba que una nariz respingada era mucho más atractiva!  De tal manera que nuestras ideas acerca de la apariencia pueden estar equivocadas.

En efecto, difícilmente sabemos algo acerca del cuerpo. ¿Cómo trabajan sus riñones y cómo trabajan sus órganos en forma maravillosamente coordinada?  No es porque deseemos que lo hagan así, ¡lo hacen por sí mismos!  ¿Qué da al cuerpo su vitalidad?  ¿De qué modo esa vitalidad entra en el cuerpo y previene su desintegración?  No tenemos idea.  Unas pocas personas tienen algún conocimiento teórico, pero de hecho ignoran qué hace funcionar al cuerpo.  ¿Cómo se mantiene saludable?  Incluso los médicos realmente no saben mucho; pueden equivocarse al prescribir la medicina adecuada, o fallar al ejecutar una operación.  Ellos saben cómo trabaja la maquinaria interna, pero no plenamente.

Examinemos los otros factores que nos hacen creer que nos conocemos, por ejemplo, nuestras emociones. El precioso don de la autoconciencia nos capacita para observar nuestras experiencias y decir, ‘he sufrido dolor’ o ‘me estoy divirtiendo’, etc.  Los placeres, dolores y luchas de nuestra naturaleza emocional son conocidos así, pero de manera superficial.  Si aprendemos a ser más atentos, podemos llegar a ser conscientes de  las muchas contradicciones de estas emociones: a veces temor, otras un sentimiento de confort; en ocasiones esperanza y luego frustración o desilusión.  Como dice el Bhagavad Gita, nos movemos entre opuestos emocionales sobre los cuales tenemos poco control.  Pero generalmente no nos damos cuenta de las contradicciones, inconsistencias y falta de racionalidad en nuestras respuestas emocionales.  Sabemos aún menos acerca de nuestros sentimientos reprimidos y motivaciones profundas, ¡y eso explica por qué las profesiones de psicólogos, psicoanalistas y psiquiatras son lucrativas!

La señora Montessori declaró que un niño se convertirá en un ciudadano pacífico o en un individuo agresivo, de acuerdo a como es tratado en sus años tempranos en su casa y en la escuela.  Ella probablemente tenía razón.  También llevamos dentro de nosotros las tendencias que vienen de vidas anteriores, por ejemplo, el miedo.  Muy pocas personas están totalmente libres de temor, porque ha sido construido dentro del cerebro, para permitirle sobrevivir encarnación tras encarnación.  Quienquiera que experimente temores y recelos irracionales puede estar casi seguro de que son la herencia de un largo pasado.  Desde la niñez, algunos individuos tienen una naturaleza feliz, otros son recelosos y otros valientes o temerosos.  No sabemos casi nada acerca de estas tendencias heredadas, en consecuencia tenemos dificultad en manejarlas y por consiguiente mucha confusión y perplejidad prevalece en el mundo.

Debemos darle ahora una mirada a la mente, que imaginamos conocer. Descubrir la verdad acerca de nuestra naturaleza mental es muy difícil.  Hemos alcanzado ese estado de desarrollo evolutivo en el cual el cerebro es muy hábil, y por tanto nos identificamos casi enteramente con los procesos cerebrales: deseamos que nuestros hijos sean brillantes intelectualmente, que asciendan la escala del éxito social o la eminencia en algunos campos.  Imaginar que somos el principio mental es realmente como convertir al ladrón en  policía.  En La Voz del Silencio, un clásico teosófico, este principio pensante es llamado el ‘productor del pensamiento’, que ‘despierta la ilusión’ y mata lo real.  Pero, desafortunadamente, la autoconciencia no se ha expandido tanto de nosotros como para darnos cuenta de que una plétora de imágenes, ideas y teorías proyectadas por la mente son creadoras de ilusión.

Consideremos también el hecho de que lo que cada persona proyecta como ‘yo mismo’ de ninguna manera corresponde con lo que otra persona ve.  Es fácil ver los errores y las faltas de otros, pero raramente vemos qué pasa con nosotros.  Por consiguiente, examinar estos asuntos debería provocar dudas en nuestras mentes.  ¿Realmente sé quién soy?  Porque no sé mucho acerca del cuerpo, o mi naturaleza emocional subconsciente, o cómo mi naturaleza mental produce ilusiones y mata lo real.  Sabemos tan poco que deberíamos cuestionarnos y descubrir más sobre nosotros mismos, en lugar de decir ‘sé quién o qué soy yo’, recordando que, incluso cuando no lo decimos abiertamente, actuamos como si supiéramos quiénes somos.

Entre los muchos maestros espirituales que han hablado de la necesidad de conocernos a nosotros mismos estaba la señora Blavatsky, que escribió, ‘el conocimiento de sí mismo es la sabiduría misma’. Sri Ramana Maharshi constantemente aconsejó a la gente preguntarse ‘¿Quién soy yo?’. Krishnamurti habla mucho acerca del yo y de sus actividades. Entonces, ¿por qué no comenzar descubriendo la verdad acerca del yo en lugar de llevar la pesada carga de una autoimagen todo el tiempo? Naturalmente, uno puede responder: ‘¿Por qué debería descubrirme a mí mismo?  Lo que sé de mí ya me permite funcionar muy bien en la vida práctica.  De hecho, he tenido bastante éxito en la vida.  ¿Qué más necesito?’  Pero el mundo nos muestra la falsedad de esta posición.  El mundo es un espejo que refleja la violencia en nosotros, la corrupción, la falsedad y la crueldad en la mayoría de los seres humanos. Por lo tanto, es muy importante aprender más acerca de nosotros.

Si tenemos un concepto errado de nosotros mismos, también nos causamos dolor.  Si pienso que soy muy importante, tarde o temprano me sentiré herido porque alguien hará o dirá algo que contradiga mi importancia. Si alguien nos llegara a decir ‘usted es un tonto’, nos sentiríamos molestos.  Mirémonos en cambio a nosotros mismos y examinemos si lo que dice el crítico es incorrecto o parcialmente correcto o lo que sea, de tal modo que nuestra ecuanimidad se preserve, y no pongamos nuestra felicidad  a merced de un agente externo.  Si nos dejamos perturbar, ocasionaremos dolor en nuestro entorno, a nuestros amigos, a nuestra familia y al mundo en general.

Actualmente, la gente desea comer la carne de animales salvajes, incluso de las especies en peligro de extinción, debido a un apetito de satisfacción sensoria.  El ansia de novedades y excitación de los sentidos es responsable de la construcción de nuestra sociedad de consumo.  Cuando nos consideramos como un cuerpo y nos identificamos con los deseos del cuerpo,  nos hacemos responsables de un gran daño y aumentamos la competitividad, conflictos, etc.  Este creciente consumismo está destruyendo nuestra bella tierra y su inmensa variedad, y contaminando los elementos.  Por tanto examinemos y démonos cuenta  de que si no nos comprendemos a nosotros mismos, nos causamos dolor y mucha miseria en el mundo.  Por otro lado, si hay paz en nuestros corazones, habrá paz en el mundo. Las  meditaciones y charlas sobre la paz tienen poco efecto si no comprendemos cómo producir paz en el corazón.  De tal manera que debemos comenzar la tarea de comprendernos a nosotros mismos para crear un mundo mejor, porque, como ya mencionamos, el mundo es un espejo de nosotros mismos.

En el libro A los Pies del Maestro, leemos que el cuerpo físico desea muchas cosas: desea descansar cuando hay trabajo por hacer, cuando hay que ir a ayudar a alguien. Puede ser perezoso e inclinado a no esforzarse.  Entonces dirá: ‘Que algún otro haga el trabajo.’  El cuerpo físico tiene sus propios deseos, porque cada célula de nuestro cuerpo es una criatura viviente, evolucionando a su propia manera, en su propio nivel.  Todas las células del cuerpo en conjunto tienen una conciencia propia.  En términos teosóficos técnicos se la ha llamado el ‘elemental físico’.

Los que han leído acerca de la vida de Krishnamurti han oído hablar de lo que se ha llamado ‘el proceso’, de cómo, cuando dejaba el cuerpo para hacer otro trabajo, el cuerpo solía decir ‘No me dejes’.  Clamaba ‘¡Vuelve!’, y entonces se corregía diciendo ‘No debo pedirle que vuelva, se me ha dicho que no lo haga’.  Deberíamos ser conscientes de que el cuerpo se comporta así, de otra manera nos convertiremos en sus esclavos. Lo mismo pasa con nuestras naturalezas emocional y mental;  tienen su propio modo de funcionar, y si no estamos atentos, ellas nos engañan.  La naturaleza emocional gusta de vibraciones violentas.  Le gusta sentirse desgraciada, herida, excitada, agitada. No necesariamente le preocupa si la experiencia es penosa o agradable, porque le gustan las vibraciones fuertes.

A los Pies del Maestro también nos dice que el cuerpo mental gusta de sentirse orgullosamente separado.  Entonces compara y juzga para convencerse de que es superior a los otros.  Pero con frecuencia no nos damos cuenta de estos hechos.  Por eso analizamos, criticamos e inventamos maneras para medir a las personas y cosas.  De aquí la importancia de la enseñanza ‘No juzgues’.  La diferenciación es parte del modo de funcionamiento de la mente, y tiene sus usos.  Nos sentiríamos perdidos en el mundo físico, si no tuviéramos la capacidad de darnos cuenta de las diferencias y de reconocer las cosas.  Pero mientras lo hacemos, estamos construyendo continuamente, ladrillo a ladrillo, el sentimiento de yoidad.

Descubrirse a sí mismo no significa tener un recuerdo de lo que los psicólogos o los instructores espirituales han dicho.  Ninguna palabra de otra persona puede ayudarnos a descubrir lo que es y lo que no es el yo.  Debemos encontrarlo por nosotros mismos y sólo entonces comenzaremos a vivir nuestra vida de manera diferente.  La autoconciencia en el ser humano es aún muy rudimentaria, lo cual explica por qué somos incapaces de saber qué hay en nuestro subconsciente, cuáles son los sentimientos reprimidos y las motivaciones ocultas.

La mayoría de nosotros está satisfecha con el vivir mecánico.  Antes de la etapa humana, la acción es programada por la Naturaleza, y todas las criaturas hacen lo que es bueno para ellas, guiadas por la sabiduría de la Naturaleza.  La clase de comida que buscan, los hábitos con los nacen y siguen, son ‘instintivos’.  Cuando una madre pingüino de las regiones árticas sale para buscar su comida, el padre mantiene el huevo caliente con su propio cuerpo y lo va girando, pues de otra manera, el huevo se congelaría.  ¿Cómo sabe lo que tiene que hacer?  La Naturaleza le ha enseñado.  Pero si los seres humanos actúan como criaturas programadas, están renunciando al poder humano para discernir.  Cesaríamos de observar y distinguir entre lo real y lo irreal, qué está bien y qué esta mal, qué es benéfico o destructivo. Sabemos muy poco de todo esto, de lo destructivos que  somos a nuestro pequeño modo. Cuando hablamos poco amablemente o permanecemos indiferentes al dolor de otros, pecamos.

Pero hay un serio peligro en el aprender a autoobservarse.  Puede convertirse en una nueva forma de autocentrismo.  Es esencial observar y liberarnos de nuestras heridas, ira, codicia, etc.  La destreza para el autoconocimiento debe desarrollarse sin ninguna motivación personal.

Es interesante notar que cuando concluimos que somos superiores a otros, ese mismo hecho nos hace iguales a los demás.  Todos los que ponen al yo en acción están en el mismo bote, en la misma corriente de autocentrismo, de una vida centrada en sí mismo.  Es necesario vigilarse para estar seguros de que la observación de nosotros mismos no se convierta en una nuevo tipo de preocupación por uno mismo.  Por eso losUpanishads proclaman que el sendero para liberarse del yo, de la ilusión y del dolor, es una navaja afilada, que hace difícil mantener balance y equilibrio.  Es llamada la ‘peligrosa escalera de la vida’ en Luz en el Sendero.  Se nos pide hollar el sendero conscientemente, pero sin la preocupación por uno mismo y otras formas sutiles de egocentrismo.

Evitar este peligro implica ser impersonal y  no asociar el ‘yo’ con todo lo que hacemos.  Es natural sentir placer cuando encontramos un amigo o vemos algo bello. Todo en la vida es tan maravilloso que podríamos sentirnos en un estado de felicidad todo el tiempo, si tan solo pudiéramos librarnos de la ilusión del constante pensar ‘este placer es mío, yo soy esto, yo soy eso’ y así sucesivamente.  El placer es placer.  ¿Por qué tenemos que decir que es mi placer?  Su placer no es diferente del placer de otras personas.  Su felicidad (si es real) es como la felicidad real en todos los demás.  Por consiguientes no seamos esclavos del hábito de pensar en términos de ‘yo’ y ‘lo mío’, pues cada vez que lo hacemos estamos endureciendo el centro de nosotros mismos.

En segundo lugar, como aconseja Luz en el Sendero: ‘Considera seriamente toda la vida que te rodea.  Aprende a mirar inteligentemente dentro del corazón de los hombres.’  Para descubrir cómo se comporta el yo, es mejor no solamente mirarse uno mismo sino también cómo trabaja en otras personas.  Mientras uno viaja en un bus o en un tren puede observar cómo se comporta la gente, cómo se proyecta el yo, cómo trata de ocupar el mejor asiento, todo sobre la base de su propia conveniencia y placer.  Podemos aprender mucho acerca de la naturaleza humana observando incluso el modo en que se comportan los animales.  Todo lo que nos rodea incluye animales, personas, niños, cómo crecen para convertirse en adultos, y también la belleza, la inmensidad, la creatividad de la Naturaleza y nuestras propias respuestas.  Así podremos descubrir más y más acerca de nosotros mismos sin llegar al egocentrismo.

Se dice que la inteligencia es imparcial.  Por consiguiente debemos mirar objetivamente, no personalmente, sin juicios y conclusiones, para evitar el peligro de continuar la preocupación por uno mismo.

sábado, 12 de octubre de 2013

Ayudando al hombre a encontrar su Alma



CORNELIA CROWTHER

Miembro activo de la Sección Inglesa de la ST

   El mundo de la ciencia y de la tecnología, que hacen nuestra vida muy confortable en el nivel material y físico, es un mundo carente de Dios y a menos que lo percibamos a través de nuestro Ser Superior y apliquemos valores espirituales a la vida, continuará llevándonos hacia la destrucción. Esto suena muy pesimista, podrán decir, pero estamos deslizándonos hacia el camino de las guerras y las catástrofes, y la humanidad necesita urgentemente encontrar el Sendero de Iluminación. La oscuridad que experimentamos actualmente se ocasiona  por el uso desalmado que hace el hombre de los poderes de la ciencia y la tecnología. Sólo la sabiduría espiritual puede controlar efectivamente los poderes liberados por la ciencia física. Es ahora, que el hombre debe investigar los poderes latentes en él y así descubrir el reino del espíritu.

   En el pasado, siempre que había un deterioro en la espiritualidad, un repentino aumento del misticismo traía inspiración a la humanidad y esto es así aún actualmente. Somos afortunados en haber conocido la Sabiduría Antigua que nos da los medios para influenciar a la humanidad de una manera positiva, a través de la divulgación de la Teosofía. Ciento treinta y siete años atrás, la Sra. Blavatsky nos dio las herramientas y el Col. Olcott el taller, al fundar la Sociedad Teosófica.

  La Sociedad Teosófica se organizó con el propósito de promulgar las doctrinas teosóficas y para la promoción de la vida teosófica. (Dr. Buck, en La Clave de la Teosofía de H. P. Blavatsky)

  Nuestras vidas actuales están llenas de bienestar material y placeres pasajeros. Sentimos un vacío interior y sin embargo sabemos intrínsecamente que hay algo más por encima  y más allá de lo que vemos alrededor nuestro, y esto produce una constante batalla dentro de nosotros. Debemos comprender que no es el bienestar material el que hace nuestras vidas vacías, así como tampoco una simplicidad externa necesariamente trae tranquilidad interna. J. Krishnamurti dice que ser simples externamente da cierta libertad, pero ¡por qué invariablemente comenzamos con la simplicidad externa y no con la interna!

 Liberarse de las cosas requiere de inteligencia, no ademanes y creencias, y la inteligencia no es personal. Si uno se da cuenta de todas las implicancias de tener muchas posesiones, esa misma percepción libera, entonces no hay necesidad de afirmaciones dramáticas y ademanes. Es cuando no funciona esta percepción inteligente que recurrimos a disciplinas y desapegos. El énfasis no está en lo mucho o poco, sino en la inteligencia; y el hombre inteligente al estar contento con poco, es libre de muchas posesiones. (J. Krishnamurti)

  Actualmente hay muchos, especialmente los jóvenes, que están en la búsqueda del Misticismo y la Espiritualidad, que se muestra por un aumento en el interés por la Vedânta Hindú y el Budismo Zen, ambos destacados ejemplos de Misticismo espiritual y filosófico. En medio de la oscuridad de las tragedias de la vida actual, la gente necesita el mensaje del Misticismo más que nunca, ya que a través de éste recuperarán los valores espirituales de la vida. Las enseñanzas contenidas en la literatura teosófica son una fuente de Misticismo para la gente de hoy que está en la búsqueda de su Alma, y es la tarea de todos los que estén versados en Teosofía difundir esas enseñanzas. Cuando una vez un joven miembro le preguntó a la Sra. Radha Burnier, nuestra Presidente Internacional “¿Qué hace la Sociedad para promulgar la Teosofía y estimular a los jóvenes unirse a nuestra Sociedad?”, respondió rápida y agudamente, “¿Qué haces tú?” Una pregunta muy importante. ¿Qué hace cualquiera de nosotros? Cuán despiertos estamos a lo que está sucediendo alrededor nuestro o en nuestro interior. La mayoría de nosotros estamos demasiado preocupados con nuestras vidas materiales y olvidamos promulgar activamente la Teosofía. Nos permitimos ser atrapados por cosas que pensamos son importantes, las que cuando las examinamos más de cerca demuestran ser triviales. Sin la Recta Visión, hollar el Sendero es imposible totalmente.

   HPB, en el segundo Fragmento de La Voz del Silencio, dice de “Ālaya” (el Alma Universal):

 ¡Ah! Triste cosa es que todos los hombres posean Ālaya, que sean uno con la gran Alma, y que, poseyéndola, Ālaya les aproveche tan poco.

Contempla cómo, a semejanza de la luna que se refleja en las aguas tranquilas, Ālaya es reflejada por lo pequeño y lo grande, se reverbera en los átomos más diminutos, y sin embargo, no logra alcanzar el corazón de todos. ¡Ah, qué tan pocos hombres se aprovechan del don, del inapreciable beneficio de aprender la verdad, de lograr la verdadera percepción de las cosas existentes, el conocimiento de lo no existente! (VDS, II.107,108)

  Es una lucha para el hombre encontrar el sendero correcto ya que a menudo nos sentimos solos y aislados. En Las Cartas de los Mahatmas, se hace referencia al aislamiento, a la “orfandad” de la humanidad, sola en un inflexible e inmutable reino de la ley. Hay algunas notas de esperanza, sin embargo, ya que aparentemente hay una mayor percepción de nuestra inter-conectividad, y un indicio de despertar de nuestro Yo. Despertar el Yo o Ego interior es la clave de nuestro futuro, y de la supervivencia de la humanidad. “La esperanza del hombre sólo está en el hombre”.

   Para que tenga lugar un despertar interior necesitamos despabilarnos y comenzar a escuchar a nuestra voz interior. Cuando le permitimos a nuestra intuición que nos hable, sentiremos una sensación de saber. Entonces sabremos que estamos en el recto Camino. Habremos abierto las puertas para que ‘Ātma-Buddhi’, el Peregrino (como HPB lo llamó) comience su viaje dentro nuestro.

   Puede ser un viaje solitario, pero nunca estamos solos, y si echamos una mirada, las indicaciones están claramente señaladas por generaciones de Instructores Adeptos. ‘Despierta, Levántate’ es el llamado que se escucha a través de los Upanishad-s; ‘Sígueme’ es el mandato de Cristo. Nuestro viaje es desde el yo ordinario, por medio del Yo hacia el Yo Uno, como HPB expresó en La Voz del Silencio (I 19,90):

 Dice la Gran Ley: “Para llegar a ser CONOCEDOR del YO TOTAL, debes primeramente ser conocedor del Yo”. Para lograr el conocimiento de ese Yo, tienes que abandonar el yo al no-yo, el ser al no-ser.

Y ahora tu yo se halla perdido en el Yo, tú mismo en Ti Mismo, sumido en aquel Yo, del cual tú emanaste primitivamente.

  Necesitamos soltar nuestras muletas y comenzar a escalar el Sendero empinado y escabroso, mano a mano con nuestros amigos y nuestros enemigos por igual. Necesitamos observar al Primer Objetivo de la Sociedad Teosófica con nuestros ojos abiertos, y darnos cuenta que habla del Ego que todos compartimos. Esto puede ayudarnos a volvernos verdaderos Teósofos y no sólo de palabra. De acuerdo a HPB el significado de Teosofía es “Altruismo” y según el Diccionario Webster “altruismo” es “inegoísta en consideración, o devoción, al bienestar de otros”, “Teósofo es quién practica Teosofía”.

En 1968, E. L. Gardner escribió:

 El verdadero hecho de que el hombre dependa del hombre, y únicamente del hombre, se está percibiendo probablemente como nunca antes. Quizás sea sólo el comienzo pero es inmensamente prometedor… Hay muchos defectos que remediar todavía, pero el movimiento comenzó. Todo esto significa que un despertar a nuestras responsabilidades como humanos esta en marcha, un despertar de nuestro propio ser. (Tú mismo el Cielo y el Infierno)

Hay una gran necesidad de transmitir las enseñanzas teosóficas que hemos adquirido por medio de la palabra y de los actos, y ayudar a la humanidad a detener el sacrificio de lo superior por lo inferior. No es nuestro objetivo convertir, sino promover un despertar a la Antigua Sabiduría y sus valores espirituales. El ser interior emergerá al nutrirlo y traerá una transformación desde lo inferior hacia lo superior.

J. Krishnamurti dijo:

 Usted no tiene que buscar la Verdad, porque el pensamiento es el instrumento con el cual usted está buscando. Si soy codicioso, envidioso, prejuicioso y trato de buscar la Verdad, obviamente mi verdad será el resultado de la codicia, la envidia, el prejuicio, por lo tanto no es la Verdad. Todo lo que puedo hacer es ver lo que es falso, darme cuenta que estoy condicionado, que soy codicioso, que soy envidioso. Eso es todo lo que puedo hacer, estar conciente de ello sin preferencia. Entonces, cuando estoy así de atento, y por lo tanto libre de la codicia, la Verdad se presenta.

  El lema de la Sociedad Teosófica es: “No hay religión más elevada que la Verdad”, la VERDAD última.

   Al promulgar la Teosofía no sólo promoveremos la vida teosófica, también seremos instrumentos para que el hombre encuentre su Alma.

 Aunque Cristo nazca mil veces en Belén
Y no en ti, tu alma continuará desolada.
Aunque Cristo muera mil veces en el Gólgota
Y no en ti, tu alma habrá vivido en vano.
                                         (Jacob Boehme)

domingo, 6 de octubre de 2013

Los Yoga-sutras de Patañjali y las Nobles Verdades de Buda



 RAVI RAVINDRA

El Dr. Ravi Ravindra fue Profesor en la Universidad de Dalhousie en Canadá. Es autor de varios libros, incluyendo Yoga y las Enseñanzas de Krishna.

   El Buda fue un gran yogui con poderes sutiles, naturales (a menudo llamados erróneamente “supernaturales”); y Patañjali era un buddha, un ser despierto. Las enseñanzas que resultaron de sus percepciones tuvieron una enorme influencia en el mundo. ¿Existe un paralelo entre los Yoga-sutra-s (YS) de Patañjali y las reconocidas Cuatro Nobles Verdades de Buda? Ya que ambas se ocupan de hacer diagnósticos de la situación humana fundamental, y el modo de superar el sufrimiento y el cautiverio, sería llamativo que no tuvieran muchas cosas en común. Y si ciertamente descubrimos puntos de vista y metáforas diferentes, nuestra comprensión de ambos es posible que mejore. En el material que doy a continuación, mencionaré cada Noble Verdad acompañada de las enseñanzas relevantes de Patañjali en los Yoga-sutra-s. Cada Noble Verdad se menciona como se encuentra en el Samyutta Nikâya, V.421 ff., que constituye una parte del primer sermón dado por el Buda en Sarnath después de su iluminación.

 La Noble Verdad de Duhkha (Sufrimiento)

   El Buda dijo: “El nacimiento es aflicción, la edad es aflicción, la enfermedad es aflicción, la muerte es aflicción; el contacto con lo desagradable es aflicción, la separación de lo agradable es aflicción, es decir, los cinco componentes (khandha-s) de la individualidad son aflicción.” Los cinco componentes mencionados aquí son: forma (rupa), sensación (vedana), percepciones (sanna), disposición psíquica (samkhâra) y conciencia (vinnâna), y una combinación de estos componentes es lo que constituye una individualidad humana, la característica preeminente de la transitoriedad.

   La enseñanza del Buda comienza con el reconocimiento de duhkha (sufrimiento) como un hecho fundamental en la existencia humana. El significado original de la palabra duhkha se basa en el sonido que produce una rueda que gira sobre un eje que no está correctamente centrado. En los seres humanos duhkha transmite un sentido de sufrimiento que surge de la falta de una relación perfecta de nuestra comprensión con la realidad. Por lo tanto, no aceptar la verdad de nuestra transitoriedad y no vivir de acuerdo con ella como lo hacemos cuando deseamos continuar cualquier estado de existencia, o la existencia misma, inevitablemente conduce al sufrimiento, simplemente porque no está de acuerdo con la realidad.

   Una de las klesa-s (obstáculos) enumerados por Patañjali es abhinivesa y el YS, II.9 afirma:

 Abhinivesa es la tendencia automática hacia la continuidad, agobia incluso al sabio.[1]

   Aunque a veces abhinivesa se traduce como “deseo de vivir”, es más exacto “deseo de continuar”, o “deseo de mantener el status quo”. Abhinivesa es lo que técnicamente se llama “inercia” en física, como en la Primera Ley de Movimiento de Newton (también llamada la Ley de Inercia) según la cual un cuerpo continúa en un estado de reposo o de movimiento en una línea recta excepto que lo afecte una fuerza externa. Abhinivesa es un deseo de continuidad de cualquier estado y cualquier situación porque se conoce. Le tememos a lo desconocido y por lo tanto le tememos al cambio que puede conducir a lo desconocido. Por cierto, este temor es a interrumpir lo conocido, porque lo desconocido, si es verdaderamente desconocido, no puede producir miedo o placer.

   YS, II.15 dice que para una mente que discierne todo es sufrimiento debido al dolor que causa el cambio (parinâma), al sufrimiento producido por un condicionamiento profundamente arraigado (sanskâra) de la psique, y a la infelicidad generada por la oposición entre las fluctuaciones de la mente (vrtti) y el contorno de la realidad (guna-s).

 Para quien discierne, todo es aflicción, que resulta de la falta de relación entre lo que realmente es y lo que se piensa, y debido al sufrimiento inherente en el cambio, en el dolor y en condicionamientos pasados.

   Debido a las consecuencias de la fuerza de abhinivesa (ver II.9) - la klesa que nos produce el deseo de continuar en el estado que conocemos - sufrimos cuando existe una posibilidad de cambio. Pero el cambio es constante. El universo es dinámico, constantemente sujeto a la fuerza del tiempo: nos movemos de un lugar a otro, vemos el cambio de las estaciones y el movimiento de los planetas, envejecemos, morimos. Incluso aunque exista el placer, la impermanencia misma del placer conduce al sufrimiento. Hay casos de dolor y de consecuencias penosas de experiencias pasadas que están arraigadas en todas las klesas-s. Por lo tanto, para quien discierne, duhkha es una característica dominante de la vida.

 La Noble Verdad del surgimiento de Duhkha:

   “Esta es la noble verdad del surgimiento de la aflicción”, dijo el buda. “Surge del ansia (tanhâ) que conduce al renacimiento, que trae deleite y pasión, y busca placer ahora aquí y luego allí, el ansia de placer sensual, de una vida que continúa, de poder.” Este tanhâ, por supuesto, no es la causa fundamental o la única causa de duhkha, como lo sabemos de la serie conocida como “origen condicionado” (paticca-samuppâda). Aunque tanhâ es la causa inmediata discernible del sufrimiento, existe una serie de causas interdependientes que se originan en la ignorancia (avijjâ) como la causa fundamental. Según Patañjali, YS, klesa-s II.3-4, las causas del sufrimiento son cinco: desconocimiento de la Realidad (avidyâ), egoísmo o el sentido de un yo separado (asmitâ), apego al placer (râga), aversión al dolor (dvesha) y apego al status quo (abhinivesa). Y de estas cinco klesa-s, avidyâ (avijjâ en Pâli) es la fundamental porque todas las demás surgen de ella.

   Los sutra-s, YS, II.3-4 son:

 Las klesas-s son: Desconocimiento de la Realidad (avidyâ), sentido de un yo separado (asmitâ), atracción (râga), repulsión (dvesha), y apego al status quo (abhinivesa).

   y

 Avidyâ es la causa de todas las demás, ya estén dormidas, atenuadas, intermitentes o totalmente activas.

   Para el Buda, las causas del sufrimiento son muchas pero el énfasis aquí se da a tanhâ, deseo egoísta o simplemente egoísmo. Para Patañjali también hay varias fuentes de sufrimiento, pero más que tanhâ, enfatiza la falta de relación entre el modo en que realmente es, determinado por la interacción de las guna-s, las fuerzas y componentes de Prakrti, y lo que la mente piensa y espera, modelado por las vrtti-s. La brecha entre la realidad y el pensamiento conduce a la aflicción. En nuestra vida esta brecha se manifiesta más en nuestras expectativas de nosotros mismos y de otras personas y nuestra experiencia real.

   Para los filósofos existencialistas que asumen que la mente es el conocedor de la realidad, el reconocimiento del hecho de que la realidad no se corresponde con el pensamiento llevó a la conclusión de que el universo es absurdo. Esta suposición es negada fuertemente por toda la filosofía inda, y en cualquier caso por el Buda y por Patañjali para quienes la mente es sólo un instrumento de conocimiento. El verdadero conocedor está sobre la mente común, para Patañjali es Purusha, que conoce a través de la mente y no con la mente. Sólo Purusha puede conocer la realidad, y sólo cuando la mente está completamente libre de las vrtti-s puede actuar como un perfecto instrumento de conocimiento. Luego no tenemos expectativas sobre el mundo y sobre los demás, vemos y aceptamos la realidad como es.

 La Noble Verdad de la cesación de Duhkha:

   La Noble Verdad de la cesación (nirodha) de duhkha “es la cesación total de ese ansia (tanhâ), de modo que no quede pasión al abandonarla, al emanciparse de ella, al liberarse de ella, al no darle lugar”. Este estado de la erradicación total de tanhâ recomendado en la Tercera Noble Verdad equivale al Nirvâna (Nibbâna en Pâli) que es tanhâkshaya (extinción del ansia). Con respecto al contenido general de los escritos budistas, la mayoría de las descripciones de Nirvâna se dan con términos negativos, como la extinción del apego al placer (râga), apego al odio (dvesha en sánscrito o dosha en Pâli), y extinción de la ilusión (moha). Luego está el estado de lo Absoluto: nonato, no-desarrollado e incondicionado. Los Yoga-sutra-s I.2-4 definen todo el tema del yoga como la cesación (nirodha) de las fluctuaciones (vrtti) de la mente. Todas estas fluctuaciones surgen debido a las klesa-s a las que me referí anteriormente. Cuando el Vidente se libera de las klesa-s y de las vrtti-s, se establece en su naturaleza real, original, inmutable e incondicionada.

   Los sutra-s YS, I.1-4 son:

 Yoga es la inhibición de los movimientos (vrtti) de la mente (chitta).

 Entonces el Vidente se establece en su naturaleza esencial.

 De lo contrario el Vidente se identifica con los movimientos de la mente (vrtti-s).

   No necesitamos aquí dedicarnos a la noción de âtman en la teoría del Yoga, en contraposición con las enseñanzas de Buda del no-yo, porque el Vidente se dice que no es más que conciencia pura en sí misma (YS, II.20):

 El Vidente es sólo el poder de la conciencia pura. Aunque es puro, parece percibir por medio de la mente.

   Sin embargo es digno de mencionar que el Buda no niega la presencia del gran Yo como lo afirman los Upanishad-s en la Vedânta. Sin embargo este Yo, al igual que Nirvâna, no se puede describir y los Upanishad-s reiteradamente dicen neti, neti (esto no, esto no). Lo que Buda negó fue la permanencia o realidad del yo ego que constantemente está sujeto al cambio. Patañjali dice en YS, II.2 que

 Se practica yoga para cultivar samâdhi y para atenuar los obstáculos (klesa-s)

   Entre las klesa-s que se deben eliminar (vean YS, II.3) mencionadas anteriormente está asmitâ, el sentido de un yo separado, precisamente lo que el Buda mantenía en su doctrina de anâtmâ (no yo). Más aún, el estado de samâdhi se describe en los YS, III.3, como un estado de conciencia libre del yo.

 Samâdhi es el estado en el que el yo no está, cuando hay conciencia sólo de un objeto de meditación.

 La Noble Verdad del camino que conduce a la cesación de Duhkha:

   El Buda enseñó el Sendero del Medio (Majjhimâ Patipadâ) “que da visión y conocimiento, que conduce a la Calma Percepción, Iluminación, Nirvâna”. Este Sendero del Medio es generalmente conocido como el Noble Óctuple Sendero (Âriya Atthângika Mâgga) formado de los ocho componentes siguientes: 1. Recta comprensión (sammâ ditthi), 2. Recto Pensamiento (sammâ sankappa), 3. Recta palabra (sammâ vâcâ), 4. Recta acción (sammâ kammanta), 5. Recto modo de vida (sammâ âjiva), 6. Recto esfuerzo (sammâ vâyâma), 7. Recta atención (sammâ sati), 8. Recta concentración (sammâ samâdhi).

   Todos los Yoga-sutra-s están relacionados con la transformación de la conciencia que lleva a la libertad de todas las causas del sufrimiento. La práctica del Yoga está especialmente elaborado en YS, II.28-55; III.1-12. El sendero hacia la libertad esencial es una visión incesante de discernimiento (viveka) ayudado por el sendero del yoga de ocho partes (ashtânga). Las ocho partes son: 1. Yama-s: las leyes de la vida que consisten en no matar, no mentir, no robar, no desenfrenarse y no codiciar. 2. Niyama-s: las reglas de vida están compuestas por pureza, contento, auto-disciplina, estudio de sí mismo y entrega a la Energía Superior (Isvara). 3. Âsana: postura y actitudes externas e internas. 4. Prânâyâma: regulación de las energías vitales, incluyendo la respiración. 5. Pratyâhâra: control de los sentidos. 6. Dhârana: concentración de la mente. 7. Dhyâna: meditación. 8. Samâdhi: la mente silenciosa y contemplativa.

   Al estado más elevado de conciencia Patañjali lo llama Kaivalya. Este es por supuesto, tan difícil de describir o comprender como lo es Nirvâna. Pero los sutra-s siguientes indican cierto carácter análogo con unas pocas descripciones del Nirvâna.

 III.54

Este jñana nacido de viveka es liberador, completo, eterno, y libre de la secuencia del tiempo.

 IV.26

Luego, en lo profundo de viveka, chitta gravita hacia Kaivalya.

 IV.29

Quien, debido al discernimiento perfecto, no codicia en absoluto ni las recompensas más elevadas, permanece en constante viveka, que se denomina dharmamegha (nube de dharma) samâdhi.

 IV.30

A partir de eso sigue la libertad de la acción coloreada por las klesa-s.

 IV.31

Luego, todas las capas e impurezas del conocimiento se eliminan totalmente. Debido a la vastedad de este jñâna, poco queda por conocer.

  Claramente, existen muchos paralelos muy interesantes y similares entre los Yoga Sutra-s y las Nobles Verdades del Buda, como podíamos esperar. Incluso las expresiones más grandes de la Verdad son, en el mejor de los casos, diferentes “incursiones repetidas en lo inexpresable”, citando la oportuna frase de T. S. Eliot. No cabe ninguna duda que Patañjali y Buda se habrían abrazado con profunda amistad, felicidad y aprecio.

  Nota

[1] La traducción de los sutra-s en los Yoga-sutra-s se toman de R. Ravindra, La Sabiduría de los Yoga Sutras de Patañjali: una nueva traducción y guía; Morning Light Press, Sandpoint, ID, USA, 2009.

 Agradecimiento

 La Dra. Chatsumarn Kabilsingh, Profesora en el Departamento de Filosofía en la Universidad de Thammasat, Bangkok, Tailandia, y yo comenzamos un debate sobre los Yoga-sutra-s y las Nobles Verdades del Buda en 1984. Pero habíamos avanzado mucho cuando ella renunció al mundo y se hizo monja budista con el nombre de Dhammananda Samaneri. Estoy agradecido de ese intercambio inicial.

  

Ciencia: moderna y oculta – II



 PABLO SENDER

Doctor en Ciencias Biológicas y miembro de la ST en EEUU

Ciencia Oculta – una síntesis regenerativa

   Una característica de nuestra época es un sentido de vacío en la vida de las personas. Muchos sienten que su existencia no tiene un significado profundo o un propósito final y buscan la felicidad por medio del placer sensual. La creencia de que la felicidad se obtiene por medio de posesiones (objetos, personas, situaciones, etc.) es causa de egoísmo, competencia y violencia, características que predominan tanto en la cultura actual.

   ¿Cómo hemos llegado a esta situación? Al reflexionar sobre este tema podemos ver que la ciencia y la religión han tenido un rol importante en generar el estado de la situación actual. Cuando la ciencia moderna comenzó a desarrollarse, empezó a cuestionar las creencias de la religión dogmática. Esta última, incapaz de responder a los desafíos que los nuevos descubrimientos científicos presentaban, denunció al conocimiento como maléfico y trató de silenciar a los científicos, como en el famoso caso de Galileo Galilei en 1633. Esto produjo una marcada separación entre las dos disciplinas.

   En parte como una reacción a la religión, la ciencia en desarrollo, sistemáticamente eligió la interpretación más secular posible de los hechos que descubría, y se inclinó hacia una visión materialista. No pasó mucho tiempo hasta que los científicos denunciaran a la religión como una mera superstición, afirmando que no había otra realidad que la que la perceptible por medio de los sentidos. Con una religión incapaz de responder a un intelecto en desarrollo, la situación resultó en un debilitamiento de las aspiraciones trascendentales en el corazón de muchas personas, incluso entre quienes no tenían más que un conocimiento superficial de la ciencia. Por lo tanto, una religión estrecha y una ciencia materialista generaron un campo fértil para el crecimiento de un sentido de vacío que muchos tratan de llenar por medio de posesiones, estímulo sensual y entretenimientos.

   Actualmente, enfrentamos un peligro adicional porque la ciencia moderna, que básicamente no está dispuesta a limitarse con consideraciones éticas, es capaz de manipular peligrosamente la vida, o incluso de una total destrucción por medio de armas nucleares o biológicas.

   Urge un cambio. Necesitamos movernos hacia una ciencia más religiosa y a una religión más científica, y la Ciencia Oculta puede probar ser el “eslabón perdido”.

 La ciencia y los Mahatmas

   En la primera parte de este artículo mostramos ejemplos del conocimiento oculto que poseían los así llamados “Mahatmas” o “Adeptos” en la literatura teosófica. Estos individuos, por medio de un entrenamiento yóguico sistemático, desarrollaron facultades extrasensoriales confiables que se pueden usar para investigar en las dimensiones ocultas de la naturaleza. Los Adeptos, conocidos como rshi-s en el Hinduismo, y como “Bodhisattva-s” en el Budismo Mahâyâna, desarrollaron no sólo poderes psíquicos y espirituales, que se encuentran latentes en todo ser humano, sino también sabiduría y compasión. Habiéndose librado a sí mismos del sufrimiento, están dedicados a ayudar a la humanidad a hacer lo mismo.

   Ellos ayudan de muchos modos. A veces, son maestros espirituales, o son líderes influyentes en diferentes campos del quehacer humano. En otras ocasiones, inspiran la formación de organizaciones filosóficas o espirituales. La fundación de la Sociedad Teosófica (ST) a finales del siglo diecinueve fue parte de sus esfuerzos.

   Durante los primeros años de la ST, dos de estos Mahatmas mantuvieron correspondencia con dos ingleses, A. P. Sinnett y A. O. Hume, quienes tenían una mente científica. En estas cartas se hizo claro que los Adeptos tenían mucho conocimiento científico, y Sinnett y Hume no podían comprender por qué ellos no compartían este conocimiento abiertamente con el mundo.

 a) Un tema de responsabilidad

   Una de las limitaciones que los Adeptos tienen al compartir su conocimiento, yace en el hecho de que su ayuda podría resultar en más daño que beneficio. El conocimiento científico puede ser peligroso, da poder para manipular las fuerzas de la naturaleza. Poder que se puede manejar sin riesgos sólo cuando existe responsabilidad, madurez y una base moral firme. Desafortunadamente este no es el caso en nuestra sociedad actual, y un número de descubrimientos en diferentes campos se ha convertido más en una maldición que una bendición para la humanidad. El Mahatma KH ya le escribió al Sr. Sinnett a ese respecto en 1880:

 La seguridad pública sólo está garantizada manteniendo en secreto, por nuestra parte, las terribles armas que, de no ser así, podrían ser empleadas contra esa seguridad y que como ya se le ha dicho, se convertirían en armas mortales en manos de los malvados y los egoístas.[1]

   Como ya lo hemos demostrado, la Sra. Blavatsky y los Mahatmas sabían, por  ejemplo, que el átomo era divisible y contenía energía. Esta información pudo parecer una porción de conocimiento científico inofensivo para la mayoría de las personas en ese momento. Sin embargo, cuando la ciencia conoció este hecho, el conocimiento se usó para construir la bomba nuclear, que pronto se usaría contra los seres humanos.

   La comunidad científica es renuente a abstenerse de investigar temas que se pueden usar para causar daño. En nombre del avance del conocimiento, los científicos continúan su curso ilimitadamente, afirmando que la ciencia es neutral. Esto puede ser cierto respecto a la ciencia misma, pero los poderes que subvencionan la mayoría de las investigaciones en el mundo, no lo son. Ellos se interesan en saber cómo manipular la naturaleza (ya sean partículas subatómicas, formas de energía, bacterias, células madre, el medioambiente, etc.) para beneficiarse a sí mismos. El bienestar de la humanidad, en el mejor de los casos, es sólo una consideración secundaria. Por lo tanto los científicos, al no cuestionarse los motivos existentes detrás de quienes pagan tales investigaciones, a menudo trabajan para personas o compañías que usarán el conocimiento adquirido para la dominación, ya sea política, militar, financiera o de cualquier otro tipo.

   Los Adeptos están libres de cualquier motivo con doble intención. Sólo están interesados en ayudar a la humanidad y no están dispuestos a promover el desarrollo de una ciencia que se usa con propósitos nocivos. Para que ellos contribuyan abiertamente con el desarrollo de la ciencia moderna es necesario que la humanidad alcance mayor madurez, junto con el desarrollo de una conciencia social y gubernamental que impida que los descubrimientos científicos se apliquen a usos inmorales o peligrosos.

 b) La causa del sufrimiento humano

   Una segunda razón que limita la posibilidad de ayudar por parte de los Adeptos es que la ciencia no aborda los problemas reales de la humanidad. Como el Mahatma KH escribió en una de sus cartas a “un Miembro”:

 Los sufrimientos morales y espirituales del mundo son más importantes y necesitan más ayuda y solución que el auxilio que la ciencia requiera de nosotros en cualquier campo investigativo.[2]

   Los Mahatmas están interesados en lograr una sociedad más feliz, libre de compulsiones psicológicas y basada en una percepción de la unidad, y un sentimiento de compasión. La causa real del sufrimiento yace en el corazón y la mente de las personas que son víctimas del miedo, la ignorancia, la avaricia, la frustración y el odio. Si los Adeptos no están dispuestos a hacer más esfuerzos para ayudar al desarrollo de la ciencia, es porque ésta no aborda las causas primarias del sufrimiento humano. Nuevamente, en palabras del Mahatma KH:

 Ahora bien, para nosotros pobres y desconocidos filántropos, ningún hecho de ninguna de estas ciencias es interesante excepto en la proporción de su potencialidad de resultados morales, y en relación a su utilidad para la humanidad. Y en su orgulloso aislamiento, ¿qué  puede ser más indiferente… que esta ciencia materialista y realista de los hechos? No puedo entonces preguntar, sin ser acusado de una vana “demostración de ciencia”, ¿qué relación tienen las leyes de Faraday, Tyndall y otros, con la filantropía y sus relaciones abstractas, con la humanidad vista como un todo integral? ¿Qué les interesa el HOMBRE como un átomo aislado de este gran y armónico Todo, aunque, algunas veces, ellos puedan serle prácticos?[3]

   Pensamos que el desarrollo de la tecnología beneficia a la humanidad. Por supuesto que sí hasta cierto punto, en un nivel práctico. Es evidente que las vidas de una porción de la humanidad son más cómodas que en el pasado, y que nuestra habilidad de hacer cosas se ha expandido. Pero, como resultado de esto ¿podemos afirmar que somos más felices, más libres de preocupaciones y estrés que nuestros antepasados? Aún al considerar esto a escala global podemos ver que, a pesar de todo el desarrollo tecnológico que ocurrió durante los últimos ciento cincuenta años, la humanidad todavía tiene los mismos problemas de violencia, exclusión, intolerancia, corrupción, etc.

   Podemos argumentar que estos no son “problemas científicos”, que son temas socio-políticos que están más allá del campo y propósito de la ciencia. Esto es verdad. Pero los Adeptos afirman que la inhabilidad de la ciencia para abordar estos problemas no es intrínseca a ella. Es el resultado de su renuencia a hacerlo, y de las limitaciones que esta disciplina se impone a sí misma. Como analizaremos más adelante, ellos sostienen que si la ciencia se vuelve más “espiritual” o metafísica, encontrará los medios de afrontar y ayudar a solucionar estos problemas.

 c) El problema del escepticismo

   Los Adeptos afirman que, a pesar de las limitaciones consideradas previamente, siempre han tratado de ayudar a la ciencia en direcciones que podría ser beneficiosas para la humanidad. Sin embargo, sus intentos han chocado contra el escepticismo existente en una parte de la comunidad científica. Como el Mahatma KH le dijo al Sr. Sinnett:

 No puedo darle información puramente científica puesto que nunca podemos estar de acuerdo totalmente con las conclusiones occidentales, y las nuestras serán rechazadas como “acientíficas”.[4]

   La situación no era nueva, había ocurrido desde los primeros desarrollos científicos. Debido a esto, todo lo que los Mahatmas habían podido hacer es señalar cierta dirección y dejar que la ciencia llegara a su propio ritmo y con sus métodos:

Porque somos nosotros los que fuimos los buceadores y pioneros, y los hombres de ciencia no hacen más que recoger donde nosotros hemos sembrado. Nuestra misión es sumergirnos y sacar a la superficie las perlas de la Verdad; la de ellos, limpiarlas y transformarlas en joyas científicas. Y si ellos se niegan a tocar la concha mal formada de la ostra, insistiendo que (no) hay ni puede haber ninguna perla preciosa en su interior, entonces, una vez más, nos lavaremos las manos de cualquier responsabilidad ante el género humano.[5]

   Muchos de los descubrimientos científicos (tales como los átomos, la forma esférica de la Tierra, el sistema heliocéntrico, etc.) eran conocidos y enseñados por antiguos filósofos y por las tradiciones esotéricas. Esta información sirvió de guía a un número de antiguos científicos europeos quienes, al ser conscientes del conocimiento “filosófico”, concibieron formas de probarlo científicamente. Pero la fuente de su inspiración fue rara vez reconocida. Como el Mahatma escribió:

…nada de lo que yo pueda darle como respuesta será jamás aceptado viniendo de nosotros. Si un día se descubre que “eso es así”, el descubrimiento será atribuido a aquél que corrobore la evidencia –como en el caso de Copérnico y Galileo, en el que éste último no se apoyaba más que en los manuscritos de Pitágoras.[6]
  El caso del descubrimiento de los isótopos hace un siglo es paradigmático de esta situación. Aunque el Profesor Aston estaba totalmente consciente de la investigación de Annie Besant y de C. W. Leadbeater, su contribución no recibió ningún reconocimiento por parte de la comunidad científica, excepto por unos pocos científicos aislados.

   Ayudar a los pocos individuos de mente abierta que pueden encontrarse en cada siglo parece ser todo lo que los Adeptos pueden esperar lograr. En las cartas recibidas por A. P. Sinnett podemos ver que eran conscientes de los científicos que anhelaban aplicar su conocimiento para fomentar el bienestar espiritual del hombre:

 Existen –incluso entre los hombres de ciencia ingleses – que ya están preparados para ver que nuestras enseñanzas están en armonía con los resultados y los progresos de sus propias investigaciones y que no son indiferentes a la aplicación de estas enseñanzas a las necesidades espirituales de la humanidad en general.[7]

   En esta correspondencia encontramos evidencia de que los Adeptos estaban ayudando de cierto modo al químico, William Crookes, descubridor del “plasma”, el cuarto estado de la materia, y al inventor, Thomas Edison. Ambos eran miembros de la Sociedad Teosófica. Incluso Alfred Russel Wallace, co-descubridor de la ley de evolución, mantuvo correspondencia con Blavatsky por un tiempo, aunque no se sintió atraído por la Teosofía. Estos científicos tenían algo en común: todos estaban interesados en investigar científicamente los famosos fenómenos espiritistas de la época.

   H. P. Blavatsky y los Mahatmas esperaban que estos científicos dieran un impulso hacia la investigación de dimensiones no físicas y de leyes desconocidas para la ciencia moderna. Sin embargo, dado que los fenómenos producidos en las sesiones eran asociados con los “espíritus”, y varios médiums habían sido un fraude, todos los fenómenos espiritistas fueron cuestionados.

   Entonces, la Sra. Blavatsky (con la ayuda de los Adeptos) decidieron llevar a cabo algunos fenómenos fuera del círculo espiritista, al aire libre, a plena luz del día, y con una variedad de testigos educados. El Sr. Sinnett publicó muchos de estos fenómenos en su libro, El Mundo Oculto, del cual el Mahatma KH escribió:

 … los pensadores leerán y reflexionarán sobre el libro como jamás reflexionaron sobre los esfuerzos más científicos de Wallece y Crookes para reconciliar la ciencia moderna con los Espíritus y, la pequeña semilla crecerá y medrará.[8]

   Desafortunadamente, la comunidad científica no estuvo receptiva a esto. Tanto Blavatsky como la Sociedad Teosófica fueron atacadas por producir tales fenómenos, y los esfuerzos en esta dirección finalmente se dejaron de lado. Blavatsky escribió al respecto algunos años después:

 Fallaron en producir el efecto deseado… Era de suponer que los intelectuales, especialmente los hombres de ciencia, por lo menos, habrían reconocido la existencia de un nuevo y profundamente interesante campo de búsqueda e investigación al presenciar efectos físicos producidos a voluntad, que no eran capaces de explicar… Estas expectativas no se cumplieron. Los fenómenos fueron malinterpretados y tergiversados, respecto a su naturaleza y su propósito.[9]

   Actualmente, podemos preguntar, ¿ha cambiado la actitud de los científicos respecto a esto? ¿Están más abiertos a investigar sobre líneas no ortodoxas? Esta es una pregunta difícil de contestar, porque podemos estar al comienzo de una transición. El hecho de que algunos científicos hayan comenzado a explorar este campo, se puede tomar como una señal positiva. Sin embargo, si vamos a generalizar, la comunidad científica todavía está cerrada a las investigaciones que incluyan elementos “esotéricos”. Los científicos que se atrevieron a explorar estas zonas prohibidas, perdieron su credibilidad en la comunidad científica y fueron excluidos de ella. Un ejemplo notable de esto es Rupert Sheldrake, un bioquímico entrenado en Cambridge, quien durante un tiempo fue Miembro Investigador de la Royal Society (Sociedad Real). Debido a su trabajo en los campos morfogenéticos y temas relacionados, el prestigioso periódico científico Nature lo etiquetó en una Editorial de “hereje” y sugirió que deberían quemar su trabajo. Esto sucedió en 1981. Otros científicos como el Dr. Stephen Phillips, quien tomó seriamente las investigaciones publicadas en el libro, Química Oculta, también sufrió un destino similar. Incluso las teorías postuladas por el Dr. David Bohm, considerado uno de los físicos teóricos más significativos del siglo veinte, no reciben mucha atención porque su trabajo es demasiado holístico y muy cercano a la visión mística.

 Pasos hacia la integración

   Exploremos ahora las condiciones necesarias para un esfuerzo hipotético especial por parte de los Mahatmas, para ayudar más activamente en el campo científico.

   Es dudoso que ellos gasten mucha energía estimulando investigaciones que permanecerán sin atención, tal vez para ser desenterradas por alguien, años, décadas o incluso siglos después que la ciencia moderna lentamente llegue a descubrir los mismos resultados. Una primera condición obvia, entonces, es que la comunidad científica abra la posibilidad de dimensiones no físicas y si están sujetas a algún tipo de investigación científica. Este paso hacia la metafísica parece ser esencial para los Adeptos a fin de considerar provechosos sus esfuerzos en este campo:

 La Ciencia exacta experimental no tiene ninguna relación con la moralidad, la virtud, la filantropía, por lo tanto no puede pedir nuestra ayuda, hasta que se una con la metafísica.[10]

 En la primera parte de este artículo hemos mostrado algunos ejemplos de cómo la investigación oculta puede contribuir con los descubrimientos en los campos de la astronomía, la física, la química, etc. Sin embargo, ayudar a la ciencia en este nivel de las investigaciones parece no ser el propósito fundamental de los Adeptos. Desde el punto de vista de las necesidades morales y espirituales de la humanidad, no existe gran diferencia si estudian las partículas subatómicas por medios clarividentes o con un acelerador de partículas.

   Hasta ahora, las preguntas relacionadas con la naturaleza del deseo, la acción virtuosa, la consciencia, los estados post-mortem, han sido consideradas por la religión y la filosofía. Y aunque en el pasado la creencia religiosa tuvo una gran influencia en la gente, este ya no es el caso para una gran porción de la humanidad. El intelecto despierto de la actualidad necesita “pruebas” para aceptar cualquier cosa. Si la ciencia fuera capaz de arrojar luz sobre estos importantes aspectos humanos, tendría un impacto muy importante en la moral y en la vida espiritual de la humanidad.

   Es claro que una ciencia materialista no puede abordar estos tópicos, excepto desde la periferia. Pero una ciencia más “oculta” sí podría. Los esfuerzos teosóficos para mostrar la validez de la percepción extrasensorial para estudiar la realidad física se hicieron con la esperanza de que una vez que los científicos reconocieran la validez de estos medios y gradualmente los incorporaran, no pasaría mucho tiempo antes que descubrieran que los nuevos medios de investigación pueden traer las dimensiones no-físicas del universo dentro del alcance científico.

   Una vez que una porción de la comunidad científica esté dispuesta a examinar el campo metafísico, comenzarán a explorar si pueden usar personas con habilidades extrasensoriales como parte de su investigación. Y aquí hay algo importante para recordar. Es aceptado que la práctica de experimentos por la ciencia moderna es afectada por factores ambientales, de modo que los científicos tratan de minimizarlos en las condiciones de sus laboratorios. La investigación por medios extrasensoriales también requiere ciertas condiciones “ambientales”. Sin embargo, son de tipo diferente: dado que los medios usados en la ciencia oculta son psicológicos más que físicos, las condiciones ambientales requeridas también están en ese nivel. El Mahatma KH escribió a A. O. Hume:

 Pero ¿me permítirá esbozarle aún más claramente la diferencia entre la modalidad de la física, llamada exacta –a menudo por mera gentileza- y las ciencias metafísicas? Esta última, como usted sabe, al ser incapaz de verificación ante audiencias diferentes, es clasificada por el Sr. Tyndall junto a la ficción poética.[11]

 Uno de los descubrimientos fundamentales de la ciencia oculta es que los pensamientos son un tipo de energía, y que tienen un efecto muy claro en las dimensiones no-físicas. Por lo tanto, si existe animosidad y escepticismo durante una observación extrasensorial, los resultados estarán distorsionados o incluso totalmente obstruidos.

   Y aquí existe otro factor importante para recordar. Aunque el uso de las personas nacidas con alguna habilidad extrasensorial pueda ser útil al principio de la nueva ciencia, no se puede lograr un desarrollo de buena calidad usando psíquicos no entrenados. Para desarrollar una investigación profunda sobre dimensiones no físicas se requiere de personas que se han entrenado sistemáticamente para usar estas facultades, tal como fue el caso de H. P. Blavatsky, C. W. Leadbeater y otros.[12]

   Encontrar personas bien entrenadas en la investigación oculta no es fácil, pero cuando se presentan las condiciones adecuadas, no es impensable que los Adeptos envíen a alguno de sus discípulos para que participe de esta investigación científica.